La interna que hay en la vitivinicultura este año también se trasladó al acuerdo de diversificación entre las provincias de San Juan y Mendoza. Este convenio que se viene realizando desde 1995 es que el que cada temporada define el cupo de uvas que debe destinarse a mostos y otros usos, para evitar que se haga vino en exceso en el país y bajen los precios. Si bien es cierto que cada entidad propone el porcentaje según sus necesidades e intereses, tradicionalmente el sector primario coincidía en un cupo, que siempre se oponía al del sector industrial.

Pero este marzo -mes en que los gobiernos vienen firmando el acuerdo en los últimos 5 años- tiene la particularidad de encontrar a viñateros enfrentados con viñateros, y lo mismo ocurre con los industriales. Las propuestas de la pauta que se debe fijar tienen una brecha muy amplia -van del 10% al 23%-, lo que complica llegar a un acuerdo.

Los gobiernos mantienen silencio y evitan hablar del asunto. no se logró ayer ninguna definición en las áreas e producción de las provincias involucradas. Si no hay acuerdo, la ley indica que quedará fijado un cupo del 20% como ocurrió en 2016 (ver infografía).

El tema se instaló fuerte el fin de semana cuando la Mesa Nacional Vitivinícola propuso que la pauta no debe superar el 10%, en consonancia con la baja cosecha de uvas de este año. La flamante sociedad reúne a Bodegas de Argentina y a entidades de peso, tanto industriales y viñateras; de ambas provincias. Por San Juan la integran la Cámara Bodeguera y las 3 entidades viñateras principales: Asociación, Federación y Mesa Vitícola.

Pero inmediatamente le salió al cruce otra entidad grande de productores proponiendo el doble, la Asociación de Viñateros Mendocinos (AVI) que lidera Eduardo Córdoba, que afirma que la pauta debe ser del 22% porque de lo contrario se generará un excedente de vino blanco escurrido, generando a su vez un precio más bajo para el productor. y un volumen menor de mosto, lo que no permitiría cumplir con las exportaciones.

Rápidamente otras entidades se sumaron a la polémica. En San Juan la Cámara Vitivinícola que dirige Angel Leotta y que reúne a bodegas trasladistas, adhirió a la postura de fijar un porcentaje alto. ""Debe haber suficiente mosto para poder alimentar los mercados interno y externo, y debe ser superior al 23%" opinó. ""Quienes plantean una pauta baja del 10% se dejan llevar por Peñaflor a quien sólo le interesa el vino, y que se haga más vino para que valga menos", criticó el bodeguero. "No debe ser menos del 23%" opinó Fernando Morales, presidente de la Cámara Argentina de Fabricantes y Exportadores de Mosto. Dijo a DIARIO de CUYO apoya ese cupo porque habrá un inventario "no menor a 7 meses y fracción de vino blanco", y ese sobrestock va a generar consecuencias no deseadas: baja de precios y riesgo de que surja la "picardía" de teñir esos caldos con uvas tintoreras. Añadió que de pautarse un 23% de uva a mosto, ese sector obtendría un volumen de 90 a 95 mil toneladas de mosto, de las cuales 10.000 irían a mercado interno y el resto para la exportación. Eso se traduciría en 185 mil toneladas de mosto concentrado, lejos de las 137.000 toneladas promedio de los últimos dos años.

El último acuerdo

26  por ciento de uvas se estableció el año pasado para diversificar la cosecha. Los gobernadores firmaron el acuerdo el 30 de marzo y pasó desapercibido por la pandemia.