Con los glaciares en retroceso y con una temporada invernal que se anticipa con muy pocas probabilidades de grandes nevadas que permitan aportar importantes volúmenes de agua a los diques, un estudio de un docente y especialista en nivología y cambio climático anticipa que harán falta realizar 200 perforaciones para extraer agua subterránea, que deberían aportar unos 400 hm3. Es lo que el estudio revela que harán falta para garantizar que haya agua suficiente para el consumo humano y el riego agrícola en la próxima temporada.

Silvio Pastore es profesor del Departamento de Geología de la Facultad Ciencias Exactas de la Universidad Nacional de San Juan y coordinador del Gabinete de Estudios de Geocriología, Glaciología, Nivología y Cambio Climático de esa unidad académica.

El especialista comienza haciendo un análisis de la realidad actual en la que menciona entre las causas de la actual sequía, comparable a las ocurridas en las décadas del "50 y del "60, al retroceso de los glaciares, el aumento de la temperatura media anual y su correspondiente incremento en la altitud de la isoterma cero grados, el deterioro del sistema de conducción de agua por canales, la concentración de tierras en estratos de mayor tamaño y al aumento de la población que, por ende, demanda un mayor consumo de agua potable.

Pero, además, señala que el régimen hídrico que alimenta al río San Juan, que abastece los diques, es nivo-glacial. Pero el problema es que los caudales del río (ver infografía) vienen en baja. Y es porque el valor medio histórico registrado es de 1.940 hm3, pero en los últimos dos ciclos hídricos es de aproximadamente 600 hm3. Y su proyección para el actual ciclo y el venidero (2021/2022) es sensiblemente menor de 580 hm3.

Este fenómeno climático, según Pastore, no es local, sino que la región experimenta lo que podría llamarse una mega sequía que cubre la diagonal árida sudamericana y la cuenca paranense, entre otras. Pero San Juan es una de las provincias más impactadas por este fenómeno y probablemente la más vulnerable por la falta de adaptación.

Frente a este panorama, la propuesta del especialista es recuperar o realizar unas 200 perforaciones con capacidad de aporte de 50 l/s en promedio cada una. Pero todo bajo condiciones controladas porque al extraer agua del subsuelo debería garantizarse no producir su sobre explotación, ni su contaminación, para lo cual hará falta un sistema de monitoreo continuo tanto de cantidad como de calidad del agua extraída, sobre la base de un modelo hidrogeológico.

Según datos aportados por el titular del Departamento de Hidráulica, Oscar Alejandro Coria, en el Valle de Tulum, entre las perforaciones que hay funcionando, que son 27, las que se encuentran en reparación, que son 23, más las que están para equipar y las que están evaluando para ponerlas en marcha, que son 44 y las que en el Gobierno provincial ya tienen determinadas hacer nuevas, que son 12, totalizan 106 pozos. De modo que harían falta, de acuerdo al estudio hacer cerca de 100 más. Tomando en cuenta que una perforación en promedio, con 100 metros de profundidad, cuesta entre 12 y 15 millones de pesos, que da un promedio de 13,5 millones de pesos, harían falta unos 1.350 millones de pesos para llegar al ideal y garantizar el agua para el riego agrícola y el consumo humano.

Según el informe, las reservas de agua dulce en la provincia están constituidas por acuíferos ubicados en Barreal-Calingasta, Ullum-Zonda y Tulum, y que tienen como principal fuente de recarga al río San Juan. Otra zona es El Acequión, en Sarmiento.

El problema de la sequía se agrava porque las presas Los Caracoles, Punta Negra y Ullum en los últimos cinco años, al mes de septiembre, vienen con volúmenes en disminución en forma sostenida, desde 1.256 hm3 en el año 2017 a 526 hm3 en el año 2020 y con un estimado de 403 hm3 para este año.

Frente a este panorama, el estudio recomienda, entre otras cuestiones, realizar un estudio estratégico para determinar las ubicaciones de las perforaciones, con el fin de aumentar su eficiencia, por ejemplo disminuyendo el tiempo de circulación en los canales de distribución. También iniciar estudios de monitoreo de calidad y cantidad de agua subterránea, con el fin de no comprometer las reservas para las generaciones futuras y confeccionar un plan de mejora de la gestión y distribución de la red de riego de la provincia.

  • CONCLUSIONES

El informe revela que los dos principales sistemas hídricos atraviesan un periodo de mega sequía desde el año 2000, interrumpido sólo entre los años 2015-2016. Otro dato es que la capacidad de amortiguamiento alcanzado por la construcción de los diques está en su punto crítico, situación agravada porque el uso del agua de riego se hace en forma deficiente.

También se ha producido un deterioro de la red de canales, limitando la prestación del servicio. Y la combinación de todas estas situaciones anticipan una alta probabilidad de merma de la producción agropecuaria.