El Índice de Precios al Consumidor (IPC) del INDEC de septiembre trajo malas noticias. Con un aumento general de 6,5%, la tasa del noveno mes del año alcanzó el registro más alto de 2018, en un proceso de aceleración que ya ubica en 40,5% la inflación acumulada en doce meses.

Los analistas económicos coincidieron en que el salto del dólar durante agosto (+35,6%) y septiembre (+10,2%) se trasladó con fuerza al rubro de los alimentos, componente central de la canasta de consumo de los sectores de ingresos bajos.

De este modo, se mantendrá una tasa de inflación muy alta para octubre, en un rango entre 4 y 5 por ciento. En este mes también se están aplicando aumentos acordados en tarifas y en combustibles.

El IPC correspondiente a septiembre fue el más alto desde que el INDEC retomó las mediciones de inflación. A la vez, se trató del segundo registro mensual más elevado desde que Mauricio Macri asumió la presidencia, detrás del 6,7% de abril de 2016, según el registro del Índice Congreso, muestra alternativa, ante la falta de cifras oficiales.

Víctor Becker, director del Centro de Estudios de la Nueva Economía (CENE) de la Universidad de Belgrano, refirió a Infobae que "sigue el traslado a precios de la devaluación, que se concentró a partir de mayo y junio, y es uno de los motores de este aumento de alimentos y bebidas".

Beker explicó que los alimentos, que en septiembre subieron 7% y suman un 40,4% en los últimos 12 meses, son un "componente muy importante de la canasta de consumo que están relacionados a las exportaciones. Por lo tanto, cuando sube el dólar sube el precio del maíz, el trigo o la soja, y eso se refleja en el incremento de los precios en góndola de la harina, el aceite o los fideos, debido a que nada independiza el precio interno del precio externo".

Por otra parte, el economista del CENE enfatizó el aumento "muy significativo en el rubro transporte, de un 10,4% en septiembre, que tiene que ver con la política tarifaria del Gobierno", y también el alza del combustible, que también está atado a la evolución del dólar y los precios internacionales.

Con esta tendencia, la inflación de 2018 se encamina a superar holgadamente el 40% en el acumulado de 12 meses, la más alta desde 1991, incluso superior al 40,9% medido en el año 2002, epicentro de la crisis por el colapso de la convertibilidad. En aquel año, el dólar llegó a experimentar un incremento del 300%, cuando rozó los 4 pesos a fines de junio.

"Para el último trimestre del año el panorama es negativo, porque el traslado a preciosno es de un mes a otro, sino constante en el transcurso de varios meses. Es probable que el tipo de cambio se vaya manteniendo dentro de las bandas, pero es difícil que 2018 finalice con una inflación acumulada debajo del 45%. Y con salarios que ajustaron entre 30 y 35 por ciento en el mejor de los casos, estamos hablando de una pérdida del salario real de 10% en el año", expresó Horacio Larghi, de Invenómica.

Un reporte del IAE Business School de la Universidad Austral concluyó que "hacia los próximos meses del año se espera una aceleración de los precios a través del componente inercial y las expectativas por posibles comportamientos de segunda ronda. Como resultado del abandono parcial del ancla nominal debido a la abrupta devaluación del tipo de cambio, el comportamiento de los agentes económicos estaría esencialmente determinado por expectativas de precios al alza".

En 1991, con los coletazos de la hiperinflación, el IPC del INDEC registró un crecimiento de 84 por ciento.

En el año 1989 se alcanzó la máxima tasa de inflación de la historia argentina, bajo la presidencia de Raúl Alfonsín y los primeros meses de Carlos Menem: la variación de precios promedio de ese año fue de 3.079,5 por ciento. En 1990 se alcanzó el segundo registro histórico de inflación: 2.314 por ciento.

Fuente: Infobae