La buena noticia de la eliminación de las retenciones a la actividad minera, esperada por todas las provincias que tienen yacimientos en exploración y extracción ha traído de vuelta alguna discusión sobre un supuesto favoritismo. Los antimineros, poco dispuestos a la discusión con razonamientos lógicos, mucho menos matemáticos o contables y más atraídos por el discurso ideológico han vuelto a usar palabras como ‘saqueo‘, ‘traición‘ y otras similares. Desde hace tiempo, la Casemi (Cámara de Servicios Mineros) tiene publicada en su página oficial una cuenta que lleva la cifra final de imposición de Veladero, que es el ejemplo más interesante por su tamaño y tiempo de duración, al monto de hasta el 53% de la riqueza generada. De ello, la mayor parte en beneficio de la Nación y la menor para la provincia. Esta Cámara que no representa a las empresas mineras sino a sus proveedores, dice que ‘la minería argentina paga los mismos impuestos que cualquier otra industria, nacionales, provinciales y municipales, además de abonar retenciones a la exportación del 5 o 10%, más el 3% de regalías a la provincia. La carga impositiva total sobre las ventas es superior al 50%, teniendo en cuenta los impuestos abonados, más los contenidos en el precio de los bienes y servicios que demanda. Un proyecto minero a lo largo de su vida deja más del 50% de sus ventas en impuestos, que se reparten en poco más del 80% para la Nación y algo menos del 20% para la provincia. Los costos de producción, incluyendo la inversión en exploración, desarrollo y cierre, son del orden del 35-38% y la rentabilidad, del 12-15%‘. Visto que la cifra impresiona, Casemi se ocupa de ponerla en contexto afirmando para que no queden dudas ‘la presión tributaria de la Nación es del 31,1% respecto del PBI (2011). Si se agrega el efecto de los impuestos y tasas que cobran provincias y municipios, se puede estimar una presión tributaria global del 42% del PBI. Estimando que un tercio de la economía se mueve en la informalidad, el pago de tributos por quienes no evaden, supera largamente esos valores‘.
Pero lo dicho tal vez no resulte suficiente para algunos ojos y oídos, así que conviene agregar detalles de un estudio publicado no ahora, sino en el año 2008, por los contadores Jorge Dávila y Nicolás Baretta. Es vital hacer constar que, dada la fecha, todavía el Estado no había dado el golpe de gracia de establecer distintos tipos de cambio para quedarse con hasta el 50% de las ventas por la doble vía de: obligar a liquidar la totalidad de los dólares de las ventas al exterior y de pagar una cantidad de pesos menor a la del tipo de cambio real. Tampoco es posible olvidar la flagrante ilegalidad de establecer un impuesto nuevo (retención) para todos los emprendimientos con autorización previa, dado que la ley de inversiones mineras prohibe claramente modificar la estructura fiscal durante el lapso de la explotación y hasta el cierre de mina. La norma implica simplemente mantener las reglas de juego con las cuales se hizo el cálculo de factibilidad de cada yacimiento. Tampoco el estudio tuvo en cuenta algunos acuerdos de formación de fideicomisos para ciertas obras públicas por los cuales se ‘convenció‘ a las empresas de hacer este tipo de donaciones ni las dificultades o cuasi prohibiciones temporarias de liquidación de dividendos. Es imprescindible tener en cuenta, para formarse una opinión equilibrada sobre las características de este negocio, que es de alto riesgo y que se requieren grandes volúmenes de inversión original. El riesgo es una componente importante de todo cálculo, si no, veamos el caso de Pascua-Lama que significó una pérdida total, de U$S 5.000 millones. La inversión original debe llevar implícito el cálculo de la tasa de interés anual que ese dinero hubiera devengado puesto en un banco y eliminando el riesgo. No es ajeno a nuestro tema el análisis a largo plazo de los precios medios de venta del producto final así como la evolución de los costos, en razón de que los detractores suelen usar para sus comentarios los precios más altos y los costos más bajos cuando se refieren a los ‘saqueos‘ y expresiones equivalentes. La extracción de metales no pasa por un buen momento y la eliminación del cobro ilegal de retenciones no ha hecho más que servir de paliativo.