Protesta. El viernes los trabajadores de la autopartista salieron a las calles de la ciudad para dar a conocer su preocupación por las fuentes laborales que se pueden llegar a perder.


Los trabajadores de la autopartista ITEC viven uno de los tiempos más dolorosos de su historia. La Nación abrió el grifo a las importaciones con el argumento de bajar los precios caros del país y frenar la inflación. Pero la mayor penetración del exterior tiene daños colaterales que la provincia vive en carne propia. Un total de 366 obreros vienen a los tumbos desde principios de año, con licencias y suspensiones, y hace 2 semanas directamente dejaron de cobrar sus salarios.

Son mujeres y hombres que promedian los 40 años, tienen un sueldo de alrededor de $20.000 y pasaron la mitad de su vida en un trabajo muy calificado, tan específico que hace difícil su inserción en otras tareas, además de que la edad ya no les juega a favor para un nuevo empleo. Sus buenos ingresos les permitieron embarcarse en créditos hipotecarios, colegios privados y universidad para los hijos, y hasta ‘gustitos’ nada desmesurados tales como tv satelital, la cuota de un club deportivo o la academia de danzas que ahora deberán pasar al olvido. El viernes pasado marcharon por 6 horas, caminando sin parar, cortando calles. 

En sus espaldas cargan también con la historia de una fábrica con crisis por decisiones políticas.

La planta de mazos de cables nació en los años ‘80 con la promoción industrial como TCA, de la mano del grupo mendocino Pescarmona, y tras perder ese beneficio impositivo fue vendida en el 2009 a la brasileña Delphi. En el 2012 la aplicación de impuestos y la devaluación derrumbaron la venta de 0Km. Delphi colgó el cartel de venta y en marzo de 2015 pasó a manos del industrial Héctor Méndez y se convirtió en ITEC.

Tenían a Peugeot como cliente y un convenio este año para incorporar a Fiat. Con la apertura de importaciones Fiat dejó caer el contrato y hace un par de semanas le siguió Peugeot. Esta última ahora prefiere traer insumos de Brasil y Uruguay. Aquí, casi 400 sanjuaninos lo sufren.
 

Las voces del personal

Daniel Gil


“He pasado todos los problemas, pero ahora con esta crisis no tengo esperanzas, creo que se tocó fondo. La realidad es muy difícil para todos. Tengo que agradecer a la empresa porque el salario que teníamos era bueno, pero ahora no estamos cobrando y tengo un préstamo. Lo que ha dado el gobierno hace poco, de $1.300 es una burla y muchos no lo han podido sacar porque el banco lo ha absorbido”.


 

Rubén Flores


“Yo tengo 47 años y no sé dónde voy a ir a trabajar. Tengo parientes que hace meses están buscando trabajo y no consiguen, imagínese a mi edad. Yo estoy en un área donde hago el primer mazo para muestra, es un trabajo calificado, estoy muy preparado para hacer esa tarea pero ahora, al no tener proyectos, no tenemos cosas nuevas, no tenemos trabajo para hacer. Hoy estamos luchando solamente por nuestro salario”.

 

Siguen las expresiones

Mario Bustos


“Nos tienen como trabajadores de ITEC pero seguimos perteneciendo a Delphi, los recibos de sueldos nuestros siguen viniendo impresos a nombre del anterior dueño. Yo tengo cuatro chicos en la escuela y una hija en la universidad. Tengo 26 años en la empresa, entré en 1992, he pasado de todo. Pero ahora no puedo mandar los chicos a la escuela porque no tengo para darles de comer.

Y a mi hija que está en La Rioja estudiando medicina en tercer año creo que la voy a hacer volver porque no tengo recursos para enviarle. Llevo 4 meses licenciado, ya la veíamos venir fiera, hemos pasado crisis pero como esta nunca. Creo que Delphi vino y cumplió su cometido de cerrar esta empresa en San Juan y lamentablemente el gobierno se tendría que haber dado cuenta. Ahora se han abierto las importaciones y eso nos ha matado. Queremos seguir laburando, pero a mi edad, con 51 años, dónde voy si no hay laburo en ninguna parte. No sólo somos los trabajadores, detrás están las familias, en mi casa somos siete y no sé qué vamos a hacer”.

Guadalupe


“Estoy en la empresa trabajando en embalaje y armado de las autopartes para la industria automotriz. Soy la única que tiene entrada de ingresos en mi casa. Tengo tres hijos que viven de mí y si yo no llevo plata no tienen de dónde sacar. Ahora hace dos quincenas que no cobro un solo peso. El Gobierno nos depositó 1.300 pesos la semana pasada pero el banco lo absorbió por las deudas de las tarjetas, así que me quedé sin nada de efectivo y, para colmo, no nos dan una fecha cierta para cobrar lo que nos deben.

Es cierto que tengo tarjetas de crédito, pero si no las pagás no te da el cupo para seguir financiando y eso es lo que me ocurre a mí ahora. La verdad es que no sé cómo vamos a vivir en las próximas dos semanas. Imagínese que tenemos un sueldo de 20.000 pesos y de golpe pasamos a no tener nada, es mucho. Lo que más me preocupa ahora es el colegio de mis hijos, que si no lo pagamos les voy a tener que decir que no vayan a la escuela. Para colmo estamos a fin de año, lo cual es muy difícil pensar en cambiarlos a una escuela pública en este momento”.

Isabel Ibañez


“Yo trabajo desde hace 21 años en esta empresa y ya tengo 41 años. Soy sola y tengo tres hijos y no recibo ayuda del padre. Imagínese si voy a buscar trabajo a otro lado y digo que hago empalmes por ultrasonido. Este es un trabajo tan calificado que se nos cierran puertas en otros lugares. Ahora tengo que pagar la cuota de mi casa del IPV, la boleta de luz, rentas, la factura de gas y además mando mis hijos a la escuela y no tengo a nadie que me dé un peso.

No recibo subsidios de jefa de hogar, toda mi vida la pasé trabajando y mis hijos viven de lo que yo gano. Yo sé que hay mucha gente que está enojada con nosotros porque hoy (por el viernes) les cortamos la calle. Pero quiero que se pongan en el lugar nuestro, hay muchas mujeres en ITEC, compañeras que están en mi misma situación, que no tenemos apoyo de otra persona. Mi hijo egresa este año y lo único que alcancé a pagar es la opción para él de la fiesta. No sé cómo le voy a decir a mi hijo que no va tener ropa, cómo le voy a decir mirá hijo lo que trabajé no me lo pagaron”.

Cristina


“Tengo tres hijos, soy divorciada, no tengo apoyo de mi exmarido y soy el único sostén de mi hogar. A diferencia de otras compañeras, gracias a Dios la tengo a mi mamá que nos está ayudando económicamente, pero eso tampoco es justo. ¿Las tarjetas? Tengo tarjetas y las estoy usando, pero tendrán que esperar hasta que las pueda pagar. Los servicios, uno los tiene que pagar porque si no nos quedamos sin luz, sin gas, sin agua.

Y para el futuro, no hay que pensar mucho: no tendremos más Directv, ni club, los pequeños privilegios que teníamos antes. Sólo podremos tener lo justo y necesario. Deben pensar que nosotros ganábamos bien, un promedio de 20.000 pesos por mes y pronto, de un día para otro, que nos depositen 1.200 pesos, no es nada. Ni siquiera puedo pagar la cuota del club donde iba a hacer deportes mi hijo.

Le tuve que decir que no vaya más. Estoy angustiada porque si la fábrica cierra, o no nos pagan, no sé dónde iré a buscar trabajo, es una situación que no me deja dormir tranquila. No sé que va a ser de nuestro futuro”.