El cierre y la liquidación final del Instituto de Complementación de Jubilaciones del Personal de la Universidad Nacional de San Juan (Incjupen) se encuentra con un capítulo más por delante, que dilata los tiempos para que los más de 4.300 socios puedan cobrar por la venta de tres inmuebles y de los muebles que pertenecían al Instituto: La liquidación estaba prevista para estos días, pero ahora, en el mejor de los casos podría darse a fines de septiembre, porque uno de los 3 edificios no se vendió y falta todavía rematar el mobiliario.
La Comisión Liquidadora los había puesto en venta a principios de abril, donde el edificio de avenida Rioja, en el cual funcionaba una de las tres sedes del instituto universitario y la casona del barrio Del Bono, pudieron venderse y dejaron $1,4 millones, casi $300 mil menos del valor que habían sido tasados, pero por el edificio de calle Tucumán 128 N por el cual hubo 7 interesados y que tenía como precio base $1.030.000, quedó sin vender porque ninguna de las ofertas convenció y ayer estimaron que en un mes saldría a remate.
La otra fecha que resta definir es la del remate del mobiliario que todavía hay en los tres edificios y que de momento serán trasladados a un depósito de calle Tucumán al 128 N, donde se ubica el edificio que todavía no se vendió.
"Yo creería que si todo marcha bien y rápido, en septiembre deberíamos estar liquidando, pero esos tiempos van a depender de las resoluciones del Consejo Superior de la universidad", señaló el contador Ricardo López. Con todo el dinero junto, recién ahí se empezará con el proceso de liquidación que determinará cuánto dinero le corresponderá a cada afiliado y se hará en base a un cálculo que resulta de tomar los aportes históricos, se les aplicará el Indice de Precios al Consumidor (IPC) y en función del total de aportes se establecerá un coeficiente que indicará la plata que irá para cada uno de ellos. Esta forma de distribuir los fondos sigue sin convencer a algunos afiliados que consideran hasta discrecional la forma de cálculo. Entre fines del año pasado y principios del 2010, ya se habían repartido con esa metodología entre los afiliados los fondos que tenía el Incjupen en sus arcas.

