Bajo el lema "Es tiempo de actuar' se realizó recientemente la COP25 en Madrid, la Conferencia de las Partes en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Fue una reunión internacional clave, que reunió a los líderes mundiales con el objetivo de tomar las decisiones necesarias para cumplir con los compromisos de reducción de emisiones a partir de 2020, momento en el que entrará en vigor el Acuerdo de París.


El Acuerdo tiene como objetivo mantener el aumento de la temperatura media mundial por debajo de 2ºC y hacer más esfuerzos para que no se supere 1,5ºC respecto a las temperaturas preindustriales. De no lograrse ese objetivo, todos los escenarios para el sector del vino serían exponencialmente peores. Esa es la otra verdad del vino.


España muy preocupada

España cuenta con 960.000 hectáreas de viñedos de las que 235.000 están especialmente expuestas al impacto del cambio climático. En un producto tan sensible a cualquier modificación, las bodegas se han tenido que lanzar a tomar medidas para proteger sus vinos, explica el Diario Finaniero de España, con nota de los periodistas J.Marcos y J.Garrido.


Cepas centenarias a punto de desaparecer, bodegas trasladando sus viñedos a zonas de mayor altitud, aumento en la graduación alcohólica y un sorprendente incremento de los viñedos en Reino Unido. 


La superficie de viñedo tiende a disminuir en España mientras las empresas del sector han lanzado diversas iniciativas para ajustarse a la nueva realidad. Se trata de uno de los productos más sensibles a cualquier tipo de variación en la maduración de la uva. 


Los meses de la primavera son ahora mucho más secos y las temperaturas del verano se ha vuelto más extremas, con muchos episodios por encima de los 35º que pueden perjudicar a las vides. Hay menos heladas en invierno y más en primavera y la lluvia tiende a concentrarse en episodios de mucha intensidad. La conclusión es una carrera contra el calendario: se han adelantando todos los plazos.


Según un informe de la Universidad de La Rioja, el 90% de los profesionales de la denominación de origen considera que existe un efecto del cambio climático. Solo un 1,7% lo niega. Más aún, el 56% afirma que estos cambios impacta en su actividad "bastante" y un 18,5% responde con un "mucho". 


De todos modos, las consecuencias del cambio climático son tan heterogéneas y difíciles de anticipar que no se pueden buscar recetas comunes. 


Opinión de expertos

Borja Eguizabal, CEO de Bodegas Franco Españolas, asegura que, aunque las plantas de la vid están aclimatadas a las temperaturas extremas, "no lo están a acumular tanto estrés por aumento de temperaturas. Cuanto más calor, más producción de azúcar en las uvas y con ello más alcohol en el vino". Además, también están proliferando nuevas plagas y elementos patógenos.


José García Carrión, presidente de García Carrión, dice que hay que contrarrestar el cambio climático con más hectáreas de vid, ya que cultivando la vid evitamos la erosión que provoca una sequía prolongada seguida de lluvias torrenciales. La vid enriquece el suelo, ya que es capaz de mantenerse con una reserva hídrica muy inferior a otros cultivos, característica que también evita la sobreexplotación de los acuíferos. España ha pasado de 1,6 millones de hectáreas a 950.000. Eso es un error. En García Carrión promovemos el aumento de la superficie de viñedo con la finalidad de preservar nuestro país ante la desertización y la erosión.


Para Miguel A. Torres, presidente de Familia Torres, la emergencia climática es la mayor amenaza a la que se enfrenta la viticultura y el sector del vino en general. Se fijaron como objetivo reducir en un 30% las emisiones de CO2 por botella, desde la viña hasta la logística final, del 2008 al 2020. Han invertido más de 15 millones en medidas de adaptación y mitigación del cambio climático. "Debemos descarbonizar la economía urgentemente". 


Para Borja Eguizabal, CEO Bodegas Franco Españolas, las plantas de la vid están aclimatadas a las temperaturas extremas, pero no a acumular tanto estrés por aumento de temperaturas. Cuanto más calor, más producción de azúcar en las uvas y con ello más alcohol en el vino. También a la vez que aumenta el grado alcohólico disminuye la acidez, y si el vino no tiene una acidez equilibrada puede afectar a su longevidad. Por ello se toman diferentes medidas en las plantaciones actuales como su reorientación hacia el norte, buscar viñedos con mayor altitud, etc. La ausencia de lluvias durante temporadas tan largas hace a los viticultores tener que incorporar a sus cultivos el riego por goteo. En estos últimos 10 años las plantas han visto como su esperanza de vida se reducía en un 30%.


Para José Moro, presidente de Bodegas Emilio Moro "estamos localizando nuestras plantaciones a 900 metros sobre el nivel del mar".


Las olas de calor por encima de los 40º pueden provocar la desecación de las hojas, incluso de algún fruto, teniendo en cuenta además que temperaturas sostenidas por encima de los 35º disminuyen el contenido fenólico de la uva. 


Asun Eguren, directora gerente de la Bodega Eguren Ugarte dice que "se produce una subida del grado alcohólico en los vinos".


El cambio climático está provocando una subida del grado alcohólico en los vinos de todo el planeta, debido a la disparidad entre la maduración fenólica y maduración alcohólica. El año pasado colaboramos junto con otras cinco bodegas en el desarrollo de una aplicación predictiva de plagas, con el fin de la disminución en la intervención en el viñedo. 


Jorge A. Grosse, CEO de González Byass explica que todas las bodegas de esta familia de vino desarrollan medidas para reducir el consumo de agua, optimizar los recursos energéticos y otros objetivos que contribuyen a la protección del medio ambiente como la nueva bodega de Beronia que empleará un sistema de termoactivación estructural por geotermia y en Viñas del Vero que ofrece al enoturismo la posibilidad de recargar sus vehículos eléctricos. Asimismo, esta bodega ya cuenta con vinos ecológicos, al igual que Beronia Rioja, Finca Constancia y Vilarnau.