Un inédito proyecto de conservación del yacaré overo (Caimán latirostris) iniciado hace 20 años por un veterinario santafesino, permitió devolver a la naturaleza más de 35 mil ejemplares de esa especie en Santa Fe, Formosa y Corrientes. Pero lo más importante es que centenares de peones rurales obtienen beneficios económicos mediante la "cosecha de huevos" silvestres de esos reptiles para su cría en granjas.

El proyecto, calificado como "un ejemplo científico en el mundo", se denomina "Programa de Rancheo Experimental del Yacaré Overo", y fue creado en 1990 por el médico veterinario y docente universitario santafesino, Alejandro Larriera, ante el riesgo de extinción que en ese entonces corría este animal.

Esta especie tiene por hábitat el norte de Santa Fe, Formosa y Corrientes, donde se aplica con singular éxito el plan de conservación.

La iniciativa científica, única en Sudamérica, tiene dos aspectos salientes. Uno de ellos vinculado con la conservación propiamente dicha del yacaré, que permitió repoblar áreas geográficas en las que la especie había desaparecido.

"Al cabo de 20 años, el programa devolvió a la naturaleza unos 35 mil animales y hoy en la Argentina se están cosechando entre 1.800 y 2.000 mil nidos de yacaré por año. Los números son por demás importantes", juzgó Larriera.

El otro costado importante del plan son los beneficios sociales que permite el programa a partir de su aplicación, ya que posibilita la generación de recursos económicos para la población rural. "Cada gaucho o empleado de estancia capacitado por el Programa percibe un dinero por cada huevo y nido de yacaré que encuentra en el campo’, reveló el médico veterinario santafesino.

Ese aspecto no es menos relevante, puesto que cuando Larriera inició el proyecto "para los gauchos, los yacarés eran un problema; si veían a un animal de este tipo consideraban que era un peligro, le tenían miedo, porque podían comer a un perro, o a un hijo pequeño, entonces, los pocos que había los mataban. Siempre había una excusa para eliminarlos", detalló.

"Ahora, como se les paga por los nidos, por los huevos que se cosechan y se los capacita para ese trabajo, (el yacaré) dejó de ser un problema y pasó a ser un recurso que explotan. No los matan más y se han convertido en guardafaunas de la especie", explicó el veterinario.

Tras apuntar que cada nido de yacaré tiene alrededor de 35 huevos, y que hay empleados rurales que "juntan 60 nidos", Larriera detalló cómo es el mecanismo de recolección.

"Los gauchos cargan los huevos en bidones de plástico y luego los trasladan a caballo hasta el puesto donde viven, por donde más tarde pasa personal del Proyecto a recogerlos y los lleva hasta la Estación donde se encuentra la incubadora. Después de 65/70 días de incubación se producen los nacimientos de los yacarés", completó.

Se estima que sólo en Santa Fe existen más de 250 pobladores rurales que cosechan y cobran por los huevos de yacaré, "y si sumamos a Corrientes y Formosa, tenemos 1.200 personas, que además de beneficiarse económicamente, están conservando a este animal. O sea, tenemos más "guardafaunas" que cualquier Parque Nacional, u otro programa nacional o provincial, destinado a proteger una especie", enfatizó Larriera.

Luego dio cifras precisas respecto de los huevos de yacaré incubados en forma artificial y en la naturaleza.

"De cada 100 huevos en la naturaleza nacen en el mejor de los casos, 40, de los cuales sobreviven 4. Acá en el criadero, de cada 100 huevos que se ponen sobreviven 90, de los cuales, 9 regresamos a la naturaleza. Es decir, estamos devolviendo más del doble de lo que sobrevive en la naturaleza", destacó.