‘Ni ebrias, ni dormidas‘, así reza el título del reciente libro de María Josefina Cerutti, una periodista y socióloga mendocina. Esta genial obra cuenta cómo se mueven las mujeres alrededor del vino o mejor dicho el mundo del vino y sus mujeres. ¿Qué sienten cuándo toman? ¿Qué toman? ¿Cómo toman? ¿Dónde toman? ¿Cuál fue el camino que las llevó a cosechar uva, a producir vino, a distribuirlo, a contarlo, a escribirlo? ¿Qué pasó con el vino durante los embarazos? Un libro original y divertido que camina entre los viñedos de la producción, el consumo, la venta, los aromas y la historia de las mujeres que entrevista la autora. Con estos términos magníficos lo explica el sitio Las Mujeres & el Vino en su guía Vulevu. Ruido de copas, aroma a madera, cereza, miel; una ruta que se remonta a los griegos pero que el mercado de hoy pareciera querer convencernos de que sólo hoy las mujeres disfrutan de los placeres del vino. Ahora las quieren gozadoras y dispuestas al placer. ¿Qué quieren las mujeres que se ocupan del vino? Antes si lo tomaban las reprimían. Engordaba y traía enfermedades. En cambio ahora el vino vuelve a ser salud y alegría. Como allá lejos entre mitos y leyendas griegas, está de moda, y también está de moda. ‘¡Da glamour!‘, dicen varias mujeres del libro. Lo producen y lo toman por libertad, por deseo, porque da estatus. ¿Por qué toman vino las mujeres? Buena pregunta.
Para ello hay que estudiar a fondo este tema. En la Argentina hay 12 millones de mujeres mayores a 18 años, muchas no consumen vino, muchas consumen poco y allí hay una oportunidad, porque tienen un nuevo rol social e independencia económica, son responsables de comprar el vino, porque educan a sus hijos, cocinan y porque no hay sólo un tipo de consumidora femenina. ¿Por qué ha de ser el vino cosa de hombres? Pensar en la mujer como público objetivo (temas como el sabor fuerte o el alto grado de alcohol para algunas mujeres son barreras que hay que solventar), fomentar un cambio cultural hacia el vino que favorezca el acercamiento de las mujeres, facilitar su conocimiento de forma sencilla, resaltar los aspectos a favor delas tendencias sociales (moda, bueno para el corazón, cosmética, varietales -perfume-, romántico, trabajar en nuevos momentos de consumo). También vincular días clave con vino (por ejemplo, Día de Enamorados no estaría mal) e incorporar más mujeres al sector. Todo ello lleva a asumir riesgos. Un estudio en España revela que el 39% de las mujeres compran vino, lo consumen preferentemente en las comidas, ya sea fuera o dentro de casa y con un potencial inmenso como aperitivo y con amigas. Lo que les gusta a las españolas es que sea saludable y acompaña las comidas y lo que les desagrada es el alto grado alcohólico, el no refrescar y el precio. Definieron a las consumidoras en: curiosa, tradicional, de consumo ligero, entusiastas, joven y como indiferente.
La curiosa representa el 24%, compra en hipermercados y vinotecas. Lo hace ella o el hombre, realiza un gasto económico alto y posee un buen conocimiento. Lo bebe preferiblemente como aperitivo y su concepto clave es vinos con estilo, con clase.
La tradicional representa el 22%, compra en supermercado aunque compra más el hombre. Su gasto es bajo y a igual que su nivel de conocimiento. Bebe los vinos de siempre en comidas y en casa.
La de consumo ligero representa el 17%, compra ella o el hombre en hipermercados. Su gasto es bajo y su conocimiento medio. Prefiere los vinos rosados y blancos con una imagen fresca y moderna.
La entusiasta es un 15 %, compra en híper especialmente ella. Gasto y conocimiento medio. Consume en todo momento y prefiere vinos competitivos en calidad-precio con imagen moderna. La consumidora joven con el 11 %, vinos de venta en hipermercados, no lo compra ella, con gasto alto pero de bajo conocimiento. Lo consume casi siempre fuera de casa y prefiere vinos con estilo, pero suaves y modernos. La indiferente es el 11 %, el vino es de supermercado, compra ella, gasta poco y bajo conocimiento, prefiriendo ofertas y promociones. Todo ello lleva a que pensemos que no podemos seguir haciendo las cosas como siempre ya que no vendemos el vino a las mismas personas de siempre. Ya no debemos pensar en ‘el consumidor‘, sino en ‘los consumidores‘; y particularmente en ‘las consumidoras‘, abiertas a la innovación con nuevos envases, sabores y colores. Un tema que los sanjuaninos debemos apuntalar es la influencia del enoturismo y la importancia de la venta directa. Como comunicadores nuestro rol es potenciar el papel de la mujer como consumidora, fomentar un marco de innovación, aceptando la diversidad. Y el consejo para las mujeres es disfrutarlo, exigirlo (el que prefieran), ponerlo de moda en un consumo moderado.