Ayer ingresó a la Cámara de Diputados un nuevo informe sobre el Fondo Anticíclico que creó la provincia para atender gastos excepcionales frente a un eventual escenario de crisis económica. El mismo consigna que al segundo trimestre de este año había ahorrados 848 millones de pesos, pero en Hacienda actualizaron el dato e informaron que el monto asciende algo más de 961 millones al mes de agosto. La ley que creó la reserva establece que debe ser equivalente a dos grillas salariales y a pesar del aumento de haberes y asignaciones familiares concedidas este año a los empleados públicos, la administración giojista logró mantener esa relación gracias a las inversiones que realizó con el dinero en el mercado financiero.
El Fondo Anticíclico empezó a rodar en el año 2005, con la intención de que el Estado tuviera con un colchón financiero para hacer frente a crisis que pongan en riesgo las arcas públicas. Sin embargo, no se le puede echar mano para cualquier cosa. La ley de creación dice que cuando exista una baja pronunciada de los recursos que recibe el fisco, se podrá utilizar para completar el pago de sueldos y cuestiones vinculados a salud, educación y seguridad, entre otras cosas.
La misma norma impone que el saldo debe ser equivalente, como mínimo, a dos nóminas salariales. Esto es el bruto que el Ejecutivo les liquida a sus empleados y a los de organismos de la Constitución, incluyendo contribuciones patronales y beneficios sociales. Implica que frente a cada recomposición salarial, tan comunes desde que el índice de inflación va en ascenso, la administración provincial se las tiene que arreglar para que el Fondo Anticíclico no pierda volumen.
La forma de lograrlo es a través de inversiones en el mercado bursátil. Con la plata ahorrada, la provincia invierte en distintos títulos de deuda buscando rentabilidad y así, poder compensar los aumentos de la nómina salarial. Aunque también hay dinero colocado en plazo fijo y en cuentas a la vista (ver infografía).
El Estado hizo un único aporte de 78,5 millones de pesos para constituir la reserva, que era lo que en ese momento equivalía al doble de lo que paga el Ejecutivo mensualmente por sueldos. Se hizo así con la idea de que los incrementos para emparejar las variaciones de haberes se logren gracias a la renta obtenida por inversiones y no producto de nuevos desembolsos que salgan directamente de las arcas provinciales. A juzgar por lo que dicen las cifras oficiales, el objetivo se está cumpliendo.
El Fondo Ancticíclico tuvo un incremento superior al 1.000 por ciento desde que se implementó, comportamiento que es proporcional a las mejoras que tuvo en el mismo periodo la grilla salarial (ver cifra) . El bruto que paga el Ejecutivo, tras los aumentos de haberes que le dio en este ejercicio a los agentes estatales, asciende a 461 millones de pesos por mes. Y como el fondo cuenta hoy con un poco más de 961 millones, cumple largamente con el requisito de la equivalencia.
Hace décadas que la provincia no gozaba de un ahorro para enfrentar crisis y en la coyuntura toma mayor relevancia todavía, en virtud de que las cuentas públicas no escapan al impacto de la baja de la actividad económica que se siente en el país y las provincias. Si bien en el Ejecutivo dicen que por ahora no está previsto tener que sacar recursos del Fondo Anticíclico, ayuda a dar algo de tranquilidad ante cualquier revuelo que no permita cubrir los gastos esenciales.
El ministro Francisco Alcoba no descartó hace poco que la provincia termine este año con déficit y eso deja abierta la puerta, siempre que no hay plata suficiente para cubrir erogaciones básicas como las que contempla la ley, a que no quede otro remedio que hacer uso del colchón financiero. La coparticipación que llega desde la Nación tuvo un crecimiento cercano al 40 por ciento el mes pasado, pero en promedio no llega a cubrir la expectativa de crecimiento que se había trazado. Y a nivel local, el mismo Alcoba ha resaltado el golpe que sufrió el impuesto Ingresos Brutos por la merma de la actividad minera.