Los productores olivícolas de la provincia calculan que la cosecha de este año será un 20 al 30% menos que la de 2023. Esto se debe a heladas y viento zonda que llegaron en momentos clave del crecimiento de la planta, durante la primavera del año pasado. A los fenómenos climáticos, se suma que las condiciones económicas del país no son favorables para la reinversión. La merma llega en una temporada clave, cuando a nivel internacional existía viento de cola para el sector, debido a los altos precios internacionales. Pero en lugar de ser un año que podría haber resultado excepcionalmente bueno, los productores sólo podrán aprovechar en parte las buenas condiciones y compensar la caída.

Gonzalo Lenzano, presidente de la Cámara Olivícola, adelantó a DIARIO DE CUYO que los datos que tienen hasta el momento confirman esta merma. Si bien se encuentran en plena cosecha, la caída mínima sería de hasta 30%. Esto aplica a toda la aceituna sanjuanina, tanto la que se utiliza para aceite, la de conserva y las variedades mixtas. La situación no es sólo local, ya que en La Rioja anticipan una producción de un 40 a un 60% menor que la de 2023, también por contingencias climáticas.

Fueron dos los fenómenos climáticos que afectaron la producción en la provincia. En septiembre, detalló Lenzano, un viento zonda llegó justo cuando los olivos se encontraban en plena floración. Luego, entre octubre y noviembre una helada tardía afectó a una buena cantidad de fincas y esto cortó el crecimiento de la fruta. Por eso también esperarán al inicio de la producción para ver cómo se traducen los efectos en la cantidad de aceite que podrán producir. Esto se debe a que todavía no saben cuánto tenor graso tendrán las aceitunas este año.

Si la temporada hubiese sido como la de 2023, los olivícolas sanjuaninos podrían haber exportado nuevamente aceite a precios récord, con una demanda mundial en alza. La última cosecha se tradujo en 16 mil toneladas de aceite, con un precio internacional de 8.000 dólares la tonelada. Este valor se debe a que no sólo la producción argentina enfrenta ciclos malos. En España e Italia la producción viene en caída debido a las sequías y fenómenos climáticos extremos que sufre Europa. Esto disminuyó la oferta, mientras la demanda sigue en alza. En años normales, el precio rondaba los 3.000 o 4.000 dólares la tonelada. Además, los países mediterráneos sufren una baja tecnificación de sus sistemas de riego, mientras que en la provincia más del 70% de los olivares ya cuenta con riego presurizado.

Esta ventaja técnica también tiene su contracara. Es que uno más de los costos altos que debe enfrentar el sector es el de la electricidad, ya que para regar durante todo el verano y no sufrir como en España o Italia el impacto de la sequía, debieron utilizar energía. "Hace poco presentamos una nota al EPRE, porque no sólo pagamos muy caro, sino que también tenemos problemas del servicio", agregó Lenzano.

Por otro lado, la importación de la maquinaria necesaria sigue sin normalizarse, ya que a pesar de la apertura anunciada, las formas de pago permitidas siguen desalentando a vendedores. También tienen insumos que subieron de precios de forma excesiva por la inflación y devaluación, lo que elevó los costos de la producción. Aun así, dijo Lenzano, sigue habiendo inversión e interés en esta producción debido a los buenos resultados, pero aseguró que podría haber sido un año histórico por las condiciones externas y no sucedió.

> Menos uva por el calor

Al igual que en el sector olivícola, los viñateros de la provincia también hablan de una baja en la producción debido a contingencias climáticas. Pablo Martín, presidente de la Mesa Vitícola de San Juan, aseguró que, a una semana de terminar de levantar la uva, terminarán un 15% por debajo de lo que anticipa el INV. En este caso, no se trata de una merma con respecto a la vendimia 2023, sino que esperan números similares a la que fue una de las peores cosechas de la historia provincial. "El instituto hizo la medición antes de la ola de calor que hubo entre enero y febrero y en esos bajó la producción", explicó el productor. Según dijo, el mayor problema fue en el caso de la uva cereza, que por las temperaturas extremas no terminó de crecer y dio menos toneladas por hectárea. En Mendoza, el panorama es similar.