Monseñor Alfonso Delgado se mostró “asombrado” al ver en los medios al capellán Antonio Andrade en el juicio oral y público contra el juez civil Carlos Macchi, acusado de cometer irregularidades en los juicios de expropiaciones que le costaron millones de pesos al Estado. La máxima autoridad de la Iglesia Católica en San Juan dijo que esa presencia “no representa” a la institución en sí, ni “ninguna toma de posición”. La figura del sacerdote en el proceso, quien asistió porque el magistrado le pidió apoyo espiritual, generó sorpresa, comentarios y algunas críticas. El arzobispo reconoció que ese tipo de ayuda no es lo normal, ya que se lleva a cabo en un ámbito privado, y resaltó que el hecho de que haya asistido “no significa que está de un lado o de otro”, sino que fue por un deber de caridad.
El martes, a los que también les llamó la atención la presencia del capellán del cementerio de la Capital fue a los acusadores de Macchi en el juicio: el fiscal de Estado, Guillermo De Sanctis, y el fiscal General subrogante, José Mallea. Ambos aseguraron que les parecía bien que el juez tuviera ese apoyo, pero dejaron definiciones sutiles y críticas. El primero manifestó que “recordemos como actuó Jesucristo, era un duro con estas cosas (los negociados) y la muestra fue cuando echó a los mercaderes del templo”. El segundo fue mas allá y dijo que “sería muy gratificante” ver a los sacerdotes en los juicios en los que hay víctimas de distintos tipos de delitos y en aquellos en los que hay jóvenes acusados.
Ante la definición de Mallea, Monseñor evitó cualquier polémica y explicó que son las víctimas las que tienen que pedir asesoramiento espiritual. “Muchas veces lo solicitan, pero es privado. No es normal que sea en una instancia pública”. En ese sentido destacó que ningún párroco tiene que pedir autorización para acompañar a una persona que esté investigada en una causa, aunque remarcó que no es lo habitual que sea público.
El juicio a Macchi es una arista de la megacausa de las expropiaciones, en la que el Gobierno sospecha que existió una red de abogados, jueces, funcionarios y empleados que actuaron de manera conjunta para inflar el valor de los terrenos que expropió el Estado. El magistrado enfrenta un proceso por las presuntas irregularidades que cometió en la tramitación de esos casos en su juzgado, el Quinto Civil. El resultado será la destitución o la decisión de que permanezca en su cargo. Si sucede lo primero, Fiscalía de Estado lo tiene en la mira para denunciarlo y sumarlo a la causa penal. Dicha investigación ya cuenta con 11 procesados y a 10 de ellos se les endilgó el hecho de formar parte de una asociación ilícita, cuyo organizador era el abogado Santiago Graffigna. Precisamente, los fiscales le endilgan a Macchi el hecho de haber resuelto juicios de expropiaciones que favorecieron los intereses del principal sospechoso. El magistrado está en la mira por sentenciar al Estado a pagar sumas “irracionales”, cuya resolución más polémica son los 1.000 millones de pesos por una porción del Parque de Mayo.
En ese escenario apareció Andrade. El párroco dijo que tiene vinculación con la familia Macchi, porque el hijo del magistrado, Carlos, quien también actúa de defensor, fue alumno suyo en la Universidad Católica de Cuyo (UCCuyo) y “colaboró mucho en el tema pastoral. El cura dijo que “me pidieron que estuviera acá (por el juicio) y no tengo inconvenientes”. Y resaltó que fue a asistir espiritualmente al juez acusado. Monseñor Delgado aseguró que todo “sacerdote del mundo tiene la obligación de atender espiritualmente a cualquier persona que le pida un consejo”. Así remarcó que la Iglesia no tiene una posición tomada sobre el tema porque “no es el Poder Judicial, para eso está la administración del servicio de Justicia y la institución es sumamente respetuosa de ese tipo de instancias”.
Al ser consultado sobre si dialogó con Andrade tras su paso por el proceso, el arzobispo dijo que estaba de viaje y que sólo pudo saludarlo y que “ya hablaremos”, y que “quizás haga su propia evaluación”. Durante la audiencia del martes, el capellán también se vio sorprendido por las repercusiones que causó su presencia.