Oficializados los números del acuerdo para el mosto entre San Juan y Mendoza -el 20% de las uvas debe destinarse a mosto y se multa con $0,06 por kilo de uva para los que no cumplan el acuerdo-, y a pesar del optimismo del gobernador José Luis Gioja, que el miércoles en el histórico Cerro de la Gloria dando inicio a los actos del Bicentenario, aseguró que "como siempre San Juan va a cumplir con el cupo", hay algunos actores que miran de reojo las maniobras de la vecina provincia. La tentación es muy grande. San Juan tiene una vocación histórica de hacer espontáneamente mosto y ya hay algunos que están midiendo esa vocación.

Sostienen que la brecha en los precios entre elaborar vino y mosto es tan grande, que algunos empresarios del sector estén tentados en suspender por un par de años esa vocación. A pesar del apego casi cultural que tiene el empresario sanjuanino por la elaboración de mosto, ya que es una herramienta productiva que les permite financiarse rápidamente y además de ser un negocio menos riesgoso que el vino, algunos ya sostienen que en San Juan habrá una "lucha entre la inercia de la cultura y la tentación de la conveniencia". La gran duda, es que esa provincia logre organizarse definitivamente para asegurar que su porcentaje de mosto se cumpla aunque sea en el 20%. La sensación por "estos pagos" es que San Juan este año no va a cumplir con el cupo o por lo menos lo va a cumplir "rayando", lo que sería inédito. Lo cierto es que el reclamo puntual es que desde lo institucional y desde los gobiernos se debería jugar fuertemente en armar el "Fondo Vitivinícola de San Juan" y hacerlo funcional como una medida mínima para hacer cumplir los acuerdos. Ya nadie duda que la clave de este año es cuidar la industria mostera. Por lo pronto, todas las medidas tienden a no hacer desaparecer al sector que ha jugado un rol clave en los equilibrios de la industria en los últimos 16 años. Además del porcentaje fijado y la actualización de la multa, paralelamente habrá una política desde los gobiernos de auxilio financiero, fundamentalmente propiciando la elaboración de mostos y de ahí en más chequear la evolución de la cosecha, por volumen y por elaboración. El sector del mosto antes del acuerdo entre San Juan y Mendoza se planteaba inestable y los jugadores entraban y salían permanentemente. En la actualidad si bien las estructuras están y algunos ya que quieren "jugar el partido", el mensaje es: "estamos estudiando, pero si hay precios políticos u operativos de compra nosotros no tenemos ninguna posibilidad de competir". El panorama del sector es que las más grandes están observando al menor. Tienen el compromiso de los gobiernos que este año no va haber interferencias. De todas maneras, las señales de los ministros de la Producción de San Juan y Mendoza el miércoles pasado, por lo menos inquietaron. En el sexto piso de la Casa de Gobierno mendocina, aseguraron que "este año no vamos a intervenir en el mercado con operativos como la cosecha anterior. Pero estamos listos. Nosotros vamos a monitorear el mercado y siempre vamos a priorizar y proteger al eslabón más débil de la cadena pero de una manera que no termine matando el negocio y tampoco termine generando inconvenientes en la próxima vendimia. Nuestra preocupación no es tanto esta vendimia que viene sólida, sana y con buenos precios, sino la que viene, y los desequilibrios que podrían suceder con una acumulación importante de vinos blancos".

¿Y los precios?

Los valores para un vino de color básico rondaba en la semana del 20 al 28 de enero los $2,30 y $1,28 para los blancos, valores similares a finales de noviembre. Ésta será una semana donde comienzan las consideraciones y la toma de decisiones de elaboración. Por eso se observa a los compradores de materias prima muy preocupados y urgidos para recomponer sus magros stocks. Y entre ambos hay una conexión ya que las expectativas de precios van marcando la cancha hacia toda actividad. El juego ya comenzó y con algunas expectativas de precios para las uvas.

Así, para las criollas y cerezas los valores que se hablan es entre $0,70 y $0,80 el kilo; para las variedades como las Malbec los valores diferirían según la zona, así en la zona este mendocina los precios oscilarían entre $2 y $2,10 el kilo, las del Valle de Uco a $2,40 y de ahí hacia arriba según las zonas más privilegiadas de la variedad. Por eso ya auguran lo difícil que va a ser mantener el equilibrio este año. Si bien con estos precios ya se estaría jugando en el mercado interno. Muy distinto es el caso del mercado externo que fue un sector que arrancó con mucha captación de varietales durante la cosecha 2009, aún antes de que se definieran casi el 30% de merma de esa cosecha. En este contexto, el sector exportaciones está complicado. Incluso en los corrillos vitivinícolas se rumorea un pedido que estaría por hacer una entidad -o ya lo habría hecho- al INV para que ese organismo derogue la resolución del año pasado que imponía las 450 unidades de color para que un vino pudiera ser considerado tinto comercialmente, y vuelva o la determine en 400 unidades. Temen que no alcancen las existencias pronosticadas y les urge recomponer sus stocks.