A través de su pronóstico hídrico, finalmente el Departamento de Hidráulica confirmó el volumen de agua que contará San Juan para satisfacer el consumo humano, el riego de los cultivos y las concesiones industriales en el periodo octubre 2013-septiembre 2014: se viene la quinta temporada al hilo de sequía, pero igual dentro de este ciclo de ‘’régimen seco’’ los 1.105 hm3 pronosticados la ubican como la mejor de los últimos 4 años (ver infografía). La distribución estará ajustada, de acuerdo a que lo ideal sería disponer de un total de 2.000 hm3 para no pasar contratiempos.
Hasta ayer por la tarde, la División Hidrología de Hidráulica estaba trabajando para conocer cómo será el derrame mes a mes, debido a que ese dato es clave para determinar la curva de distribución. En este sentido, cualquier valor que se desprenda está atado a las condiciones de cordillera -temperatura, viento, etc- que pueden hacer tambalear esas previsiones.
Otra vez se estuvo lejos de un periodo hídricamente rico, para el cual hay que remontarse a la campaña 2008-2009 cuando la nieve acumulada en cordillera dio pie a un derrame anual de 2.251 hm3, y ni hablar de lo que fue la 2002-2003 o 1997-1998, cuando el aforo marcó 3.369 y 4.009 hm3, respectivamente. Del 2009 a la fecha, todos los derrames fueron muy por debajo de los ideales. Estas 5 temporadas secas no registran antecedentes en los últimos 30 años, y el mayor periodo con poca agua fue el que se extendió durante las temporadas 1993-1994 hasta la 1996-1997, cuando el pico máximo de derrame fue de 1.633 hm3 y el mínimo de 841 hm3, uno de los peores que se tenga registros.
Esta tendencia a la baja que presenta en los últimos años el río San Juan tiene incluso rigor científico en un estudio que realizó el Laboratorio de Sistemas Inteligentes Avanzados del Instituto de Automática de la Universidad Nacional de San Juan (UNSJ), donde se muestra una pendiente negativa sostenida desde 1909 al 2012.
Poca nieve, poca agua:
El río San Juan es de ‘’régimen nival’’, es decir que su caudal está directamente ligado a lo que nieva en cordillera y que luego naturalmente se encausa; mientras que el aporte de las lluvias es mínimo y casi que ‘’no mueve la aguja’’ del caudal. El volumen final estuvo a la altura de lo que especularon las autoridades, no hubo sorpresas, aunque muchos se entusiasmaron con dos fortísimos temporales en alta cordillera que se dieron en el mes de mayo, teniendo en cuenta que a esa altura -recién iniciado el invierno- daban un colchón de nieve importante, pero que no logró ‘’engordarse’’ en el tándem junio, julio y agosto, cuando las precipitaciones fueron entre ‘’medias y leves’’, y lo lógico para ese periodo es que sean ‘’copiosas’’.
Este escenario ‘’pobre’’ que mostró el manto blanco quedó reflejado en los cateos que hicieron los técnicos de Hidráulica en 5 puntos de la cordillera, y que promediaron una altura media de tan sólo 48,9 centímetros de nieve, con extremos de 99 cm en Teatinos y 0 cm en Sardina.
