A decir verdad, la tasa de interés que hoy muestran las pizarras de los bancos argentinos para poner dinero (pesos, claro) a plazo fijo no es muy atractiva. Es que entre el 11 y 13 por ciento de renta, con una inflación sensiblemente superior a esos porcentajes, dejan sabor a poco en los bolsillos de los ahorristas.
Pero para este nicho, tradicional y de buen gusto para los sanjuaninos, puede que antes de que acabe el año otorgue mejores ganancias. ¿Cómo sería? Esta posibilidad que sostienen los economistas está atada al aumento del crédito, una devaluación acelerada y la nueva política de encajes. La estimación se ubica en torno a un alza de entre 2 y 4 puntos, poco, pero a decir de los tiempos económicos que vive el país, nada mal. Esta suba le inyectaría a las bóvedas de los bancos más liquidez aún, por lo que a la vez sería una herramienta para que extiendan créditos más suculentos y con menos interés, tendiendo a mantener la rueda consumista que mueve la economía doméstica.
