Si bien la industria estaba concentrada en el decreto que hoy la presidenta debía firmar declarando al vino "bebida nacional" -finalmente se postergó por la muerte del ex presidente Néstor Kirchner-, hoy la mayor preocupación de la industria pasa por atender como les va a las cepas, mirando de reojo en el almanaque, los días límite del peligro de heladas. Estamos en tiempos de riesgo y dicen los sabios de la viña, que así será hasta promediar noviembre. Pasados los tiempos de zona roja, comienzan a funcionar las especulaciones de la futura cosecha y el mercado previsible. El gran dilema que tiene la industria es cómo recomponer los stocks más demandados y prevenirse de los que tienen demanda "dura". La semana pasada, un reconocido empresario vitivinícola de Mendoza, aportó al debate una pregunta: "sabemos que hay existencias, pero ¿de qué?". Algunos ya admiten que en las existencias hay una cantidad importante de caldos que tienen problemas de calidad o que no se encuentran en condiciones técnicas suficientes por contar con una acidez volátil alta o afectados con ácido sulfídrico, entre otros aspectos. Sospechan que ese volumen de dudosa calidad, va a continuar reciclándose en el circuito -y se suma a la próxima cosecha-. Temen que esta situación impacte en la calidad de los vinos o desmejorando aquellos varietales de calidad, según estiman. Por eso el "Gran Dilema", parece, es determinar cuánto del stock que hay hoy en las vasijas es transable en el mercado y cuanto no. Los productores, mientras tanto, piden auxilio por el valor de sus vinos blancos básicos (sobre todo el escurrido) y vuelven a clamar la asistencia del Estado. El Centro de Viñateros y Bodegueros del este mendocino junto a la Asociación de Productores en Acción (APA) -con un reclamo coincidente con los viñateros sanjuaninos- temen "la quiebra de varios productores antes de fin de año" y salieron a presionar al Gobierno de la provincia para que "compre un stock vínico de 100 mil litros a $1,50 el litro". No es todo: además pidieron modificar el Acuerdo Mendoza-San Juan para la próxima temporada y plantean que se haga entre el 40 y el 50% de mosto. Si hasta piden que "el propio Gobierno garantice la diferencia que no se produce de jugo de uva". Sorpresa, claro.
Por la inconsistencia en viejas prácticas conocidas que terminaron fundiendo instituciones como GIOL y el Banco de Mendoza y desequilibraron cajas oficiales. Desde el Gobierno local salieron a contestarle en la voz del ministro de la Producción, Raúl Mercau. Aseguró que "desde el Estado vamos a ayudar con políticas y herramientas de crédito por ejemplo, pero de ninguna manera vamos a implementar viejas metodologías como sistemas de retención de stock, precios mínimos u operativos de compra de uva o vino. Estamos convencidos que aplicar esas viejas prácticas, terminan agravando el problema. Vamos a plantear políticas y herramientas de crédito para favorecer las exportaciones de vino". Por eso ya están advirtiendo desde la COVIAR -donde está el sector público y privado debatiendo los grandes lineamientos- que las estratégicas para la próxima temporada van a pasar por las exportaciones, la producción de mosto y la búsqueda de calidad, o sea integración, capacitación y tecnología.
