El pueblo mendocino vivió ayer intensamente la audiencia pública no vinculante -es decir que sus conclusiones no son determinantes- que puso sobre el tapete los pro y los contra del proyecto minero San Jorge. En la villa de Uspallata todo pareció mezclado entre amores y odios, esperanzas de mejor vida y terror a la contaminación. Vecinos dudosos, técnicos pro-mineros, militantes anti-mineros, gremialistas y políticos atentos al rédito electoral.
La participación ciudadana fue multitudinaria: unas 2.000 personas llegaron "de fuera" de la villa y colmaron inusualmente un enorme galpón de Vialidad, sobre la ruta a Chile. Y de los 800 oradores inscriptos para dar su opinión, sólo 300 lo pudieron hacer en la jornada de ayer. El resto tendrá oportunidad de intentarlo mañana. Igual ayer, nada aparecía claro, con posiciones contrapuestas. La audiencia comenzó a las 9 de la mañana y todos tuvieron que dejar la cartelería y los bombos afuera del galpón y someterse a una meticulosa requisa. En el inicio se escucharon los primeros informes de la minera San Jorge, de los organismos técnicos, universitarios de la UTN y de la UNCuyo y hasta hubo planteos sobre el oficio más antiguo del mundo: la prostitución. Los habitantes de la zona están expectantes, pero divididos. Habló el cura del pueblo alertando sobre el deterioro ambiental y de la paz social. Unos se angustiaban por la falta de trabajo y ven la oportunidad de inversiones, sueldos y mejor vida, que genera el proyecto; otros en cambio, temerosos del ácido sobre el agua y el suelo, se suman a los que se oponen a la mina. Mientras tanto, los temores que se generaron por el enfrentamiento de distintos grupos antagónicos, se fueron disipando a medida que avanzó la jornada, que ya entrada la tarde, concluyó con absoluta normalidad. Es que desde la madrugada del martes un fuerte operativo policial con unos 150 efectivos controló cada detalle del evento.
Una de las alocuciones en contra del proyecto que más llamó la atención fue la del médico del pueblo, el doctor Mateo, que hizo un breve análisis del impacto social del proyecto haciendo foco en aquellos mineros que llegarían solos al lugar -sin sus familias- y dijo que "ese solo efecto, va hacer que nos invada la prostitución, el alcohol y la droga", aseguró el galeno.
Por su parte, Pablo Alonso, responsable de las relaciones con la comunidad del proyecto San Jorge, dijo que "el proyecto es sustentable más allá de los 16 años de vida que prevé la minera, y que en la misma zona de la mina se podrán desarrollar la ganadería y agricultura. Asimismo, reveló que el sueldo promedio será de $6.700 además de los beneficios en obras públicas que prevén desarrollar". Por su parte, el párroco de la villa, Pablo Gómez ayer se mostró más cauto. Se dedicó a destacar el evento como un hecho histórico para Uspallata, dijo "no estamos a favor o en contra de la mina lo que hoy se está debatiendo es que pueblo queremos. Hay dolores de parto, y estos son los dolores de la gestación de un nuevo pueblo", explicó el religioso.
FUENTE: Mendoza. CORRESPONSAL y Diario Los Andes on line.

