Cuando Nicolás Dujovne se siente en Washington frente a los funcionarios del FMI tendrá la ventaja de haber anticipado que el gobierno argentino está dispuesto a acelerar el cierre del déficit fiscal primario para el año que viene.

El Ministro de Hacienda, y futuro de Economía cuando se concrete la reestructuración ministerial que anunció el lunes el presidente Mauricio Macri, tiene la misión de modificar, por lo menos, dos puntos fundamentales del acuerdo que el organismo y el Gobierno firmaron hace tres meses.

Uno, de ellos y el fundamental es hacer realidad el anuncio del Presidente del 29 de agosto de que el FMI adelante "todos los fondos que sean necesarios" para garantizar la totalidad del financiamiento hasta fines de 2019.

Fue ese miércoles en su mensaje de un minuto y cuarenta segundos en que Macri habló de la falta de confianza de los mercados y adelantó que haría los "cambios fiscales necesarios" para posibilitar el adelantamiento de ese dinero.

El Fondo ya adelantó US$ 15.000 millones de los cuales US$ 7.500 millones los vendió el Tesoro para hacerse de pesos pero, en la práctica, fueron destinados a satisfacer la demanda del dólares. De esos US$ 7.500 millones ya no queda nada. La corrida cambiaria se los llevó.

El otro punto sensible que tratará el ministro en Washington será el de oficializar la posibilidad de que el Banco Central use reservas para intervenir en el mercado y controlar los  saltos del dólar.

Los funcionarios del FMI son acérrimos defensores de la libre flotación cambiaria y el ex presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, adhería con fervor a esa postura pero, la experiencia de los últimos meses (el dólar mayorista acumula una suba de más de 100% en lo que va del año) demuestra que en el mercado argentino, y cuando el dólar sube y son tiempos de inestabilidad, hay muchos compradores y un solo vendedor, el Central.

El actual titular del Central, Luis Caputo, es partidario de una "flotación sucia" en la que el Central tenga "poder de fuego" para demostrar que los compradores de dólares no sólo ganan (como ocurrió en agosto que obtuvieron un rendimiento de 36%) sino también pueden perder.

Dujovne llegará a Washington llevando bajo el brazo la promesa de acelerar la reducción del déficit fiscal y en la búsqueda de más financiamiento y de que le permitan usar más reservas del Central para intervenir sobre la marcha del dólar que ya lleva subido 103% en lo que va del año en el mercado mayorista.

El ministro tiene otro galardón para exponer ante su ya conocida Lagarde: superó el cimbronazo del fin de semana del que entró como titular de Hacienda y salió de Economía después de haber presentado dos veces la renuncia y de que el Presidente se las rechazara. La economía argentina vive una nueva etapa, con otro plan y, por ahora el mismo ministro.