En la CAEM dicen que la pelea es pasajera, que son sólo "fuegos artificiales", y que toda la minería argentina -la metalífera, la de las piedras, los caleros, se quedan en casa. Pero el grupo disidente, el de las provincias mineras clave como San Juan y Catamarca, dicen que la historia no tiene retorno, que el divorcio legal es un hecho (en San Juan ya mandaron la renuncia), y ya están pidiendo definiciones al plantel de amigos para saber con cuántos cuentan para formar la Federación de Cámaras Mineras -Fecamin-, una entidad "más federal" que la que dejan atrás.

Ayer en la Cámara Minera de San Juan -desde donde se fogonea la creación de la nueva entidad de proyección nacional- contabilizaron que el 45% de las empresas, las más grandes e importantes, integrarán la nueva entidad. Ya lo adelantaron los presidentes de las cámaras mineras de Salta y de Catamarca. Aquí no quisieron dar nombres, hasta que lo hagan por su cuenta las propias firmas, pero el titular de la entidad, Ricardo Martínez dijo sugestivo: "si sumás en toneladas lo que producen los que se quedan en CAEM, no llegan a lo que hace una mina en San Juan".

Mientras tanto desde Buenos Aires, Manuel Benítez, reelecto el lunes al frente de la entidad, insistía en la unidad. "Las distintas formas de pensar se expresan en la asamblea, eso sucedió y ahora hay que mirar para adelante. Ya se van a aplacar los ánimos, son fuegos de artificio luego de la elección. Los mineros somos pocos y nos conocemos hace mucho. Hay desacuerdos en la metodología pero coincidimos en que hay que defender la minería. La CAEM somos todos nosotros, va a seguir habiendo una sola CAEM", aseguró.

Así estaba ayer la historia de la inesperada fractura de las empresas mineras, producida tras las elecciones de la entidad. En esa votación las provincias pugnaron por lograr un lista consensuada donde ellas ubicaran a su gente para poder realizar cambios de fondo. Como Manuel Benítez logró imponerse y fue reelecto hubo retirada.

Ahora el escenario es el siguiente: De un lado está la CAEM, con Benítez a la cabeza, un hombre cercano al secretario de Minería de la Nación, Jorge Mayoral. Y del otro, las principales provincias con minería metalífera, donde el gobernador Gioja en San Juan es el mayor exponente político.

Martínez evidenció claramente esta división: "Mayoral es la causa de esta ruptura", dijo sin empachos. "CAEM hace todo lo que dice Mayoral y no queremos ser un rehén de las políticas de gobierno nacionales", agregó.

Del otro lado, Benítez lo desmiente. -¿Usted es un hombre de Mayoral?, le consultó esta cronista ayer. "Yo soy un minero más. La minería no tiene color o partido político", contestó. "Es un momento de unir, no de pintar de color político. Traté de hacerlo en mi gestión y vamos a hacerlo nuevamente ahora. Vamos a mejorar la comunicación", aseguró.

Y en tono conciliador agregó que "en San Juan hay personas respetables", como Martínez o Bergé, con las que dijo tener diferencias metodológicas, pero que en el fondo "coinciden en la mayoría de los objetivos".

Cuatro horas más tarde, la Cámara Minera de San Juan reunió su tropa y redactó la renuncia a la CAEM (ver recuadro).

"Es verdad que todos somos mineros y queremos lo mismo, pero la diferencia con Benítez es que no actuamos igual", dijo Martínez, marcando una fuerte distancia con el histórico dirigente nacional.