"Nuestra posición es no vender, la empresa no está en venta", dijo ayer Alejandro Ripani, presidente de Dilexis, que elabora en Albardón las galletitas Tía Maruca. Fue luego de que, en medio del concurso preventivo de acreedores y de evitar la quiebra de la compañía, empezaran a circular rumores de que la firma estaba buscando interesados en adquirirla.

"Estamos programando continuar", dijo el empresario. Y aclaró que está a la espera de que la Justicia Comercial homologue el acuerdo con los acreedores, que evitó la quiebra.

Se trata de una importante fuente de mano de obra zona de influencia no sólo en Albardón sino también en el vecino departamento de Angaco.

Las tres partes, Tía Maruca, Dilexis y el propio Ripani, tuvieron que solicitar un concurso preventivo de acreedores en noviembre del 2019 en un intento por reestructurar sus deudas y continuar trabajando. Por aquel entonces se hablaba de una deuda superior a los 300 millones de pesos. Y que tenía origen en que la empresa estaba muy complicada financieramente y la opción que le quedaba para seguir operando era llamar a los acreedores para renegociar las deudas, entre ellas con los proveedores. Ahora logró un acuerdo con los acreedores y el propósito del empresario es continuar con la actividad.

También desmintió que exista un plan de retiros voluntarios del personal, que asciende a 350 trabajadores. "No hubo despidos, hubo un acuerdo con algunos trabajadores que no tenían el desempeño que queríamos", sostuvo el empresario.

Ripani compró la fábrica en marzo de 2017 a la multinacional Pepsico. El hombre de negocios estuvo batallando con gran dificultad para mantener la firma funcionando hasta que en noviembre del 2019, agobiado por las deudas, pidió el concurso de acreedores. El problema fue que parte de la inversión fue a través de deuda tomada en dólares, pero después la situación se fue agravando hasta llegar a un estado en el que la empresa se encontraba facturando en pesos y con obligaciones en otra moneda.