Uno de los grandes sectores productivos de San Juan, la vitivinicultura, llegó al fin del 2013 con un balance crítico marcado por las pérdidas extraordinarias de las heladas de septiembre y clamando al Gobierno nacional por la pérdida de competitividad en los mercados externos, por el desfasaje entre el dólar y la inflación, a la vez sumando el crecimiento en el mercado interno. Con ese bagaje arranca el nuevo año con la cosecha en la puerta y un abanico de proyecciones y temores. DIARIO DE CUYO consultó a algunos referentes -productores, técnicos, industriales- sobre lo que le depara al sector el 2014 y se cosechó un cúmulo de diagnósticos y de salidas para los problemas. Algunos más escépticos, como si fuera un semáforo en rojo, no ven una mejora en las condiciones para el sector de no mediar la intervención de políticas públicas nacionales tendientes a lograr un dólar diferencial o mayor devaluación que ponga un freno a la baja que especialmente viene sufriendo el sector exportador. Otros, como en un semáforo amarillo ante igual diagnóstico, proponen medidas alternativas para hace frente al mal tiempo. Y también están los que ven el vaso medio lleno, y tienen esperanzas de que se revierta la situación ante las malas jugadas del clima, como del inesperado desafío del crecimiento del mercado interno ante la caída de exportaciones.