Primero fue conocido en todo el país -porque hasta le hicieron notas en Telefe y en el diario Clarín- debido a que había adaptado un contenedor como su vivienda. Y ahora lo buscan los productores para hacer agricultura de precisión con el uso de drones equipados con cámaras especiales con las que se obtiene, por ejemplo, información sobre el estado de salud de los cultivos que permiten tomar decisiones sobre riego y el uso racional de agroquímicos. Se trata de Yamil Matilla, un ingeniero electromecánico de 36 años pampeano, pero que desde hace 10 años vive en San Juan, que es el único en la provincia en esta actividad.

¿Cómo y porqué llegó a este rubro? Matilla cuenta que con un posgrado en Robótica obtenido en el Instituto Balseiro, vino a vivir a San Juan porque acá había conocido a su esposa. Primero trabajó en empresas locales en el área de mantenimiento y automatización industrial, pero no estaba conforme. "Me sentía agobiado, no era dueño de mi tiempo y el problema era que ni en mi casa ni en la universidad me habían motivado para ser emprendedor", cuenta el joven.

Fue así que se contactó que dos excompañeros de su época de estudiante que habían armado su emprendimiento propio para que lo orientaran en cómo armar su propia empresa, pero no había una receta. Decidió renunciar a su empleo y con la ayuda de su esposa, en el 2014, inició SupraImagen, que hacía servicios con drones. Primero fueron los servicios audiovisuales para eventos sociales, como fiestas empresarias, de gremios, cumpleaños y casamientos, pero como empezaron a aparecer muchos competidores, decidió afinar la puntería. "En la actualidad hay por lo menos cien personas dedicadas a lo mismo, por lo que ví que el futuro estaba en el campo", relata Matilla. Y desde hace un año y medio decidió migrar hacia la agricultura de precisión y también brindar servicios de topografía.

La tarea consiste en sobrevolar una zona con un dron equipado con una cámara multiespectral, que permite obtener información sobre el estado de los cultivos, que posibilitan brindar asesoramiento sobre el manejo del agua y el uso de plaguicidas para lograr un ahorro económico y una mitigación del impacto medio ambiental.

Matilla trabaja junto a otros 3 ingenieros, con quienes ha armado un equipo que le ha permitido crecer en la actividad. "La unión hace la fuerza", dijo.

Los productores que lo contratan son viñateros, de tomates, olivos y chacareros en general. Y cuenta que lo que lo ha favorecido es el llamado "de boca en boca", porque cuando uno de sus clientes le cuenta a otro la experiencia obtenida, lo convocan enseguida. Le sucedió con un productor de tomate de Rawson, que gracias al vuelo con el dron, le permitió identificar zonas en los cultivos que no estaban bien irrigadas y con la corrección mejoró su producción.

El otro rubro en el que trabaja es en relevamientos topográficos, pero reconoce que no es el único. En esta actividad ha realizado, por ejemplo, un estudio del nuevo autódromo que está en construcción en Albardón, con la idea de hacer un simulador de la pista para que practiquen los pilotos. También hizo un relevamiento de la zona donde estará emplazada la nueva cárcel, en Ullum, para construir un sistema de defensas para las aguas de lluvias de las montañas de la zona.

Como una referencia, un dron de los que utiliza Matilla cuesta entre los 80.000 y los 300.000 pesos. Ese importe incluye el kit de baterías y la tablet para el comando.