Luego que la semana pasada el INV anunciara la primera aproximación de los números de la cosecha 2011 -el total país podría deparar unos 2.770 millones de kilos, 6% más que la temporada pasada-, llegó el tiempo de algunas definiciones. Es que ante éste panorama -y si las tormentas de verano (granizo incluido) y la escasez del agua en los ríos y los embalses no modifican los datos del Instituto- podríamos estar frente a una cosecha "normal", advierten los expertos.

Este dato, al menos inquietó a los gobiernos de San Juan y Mendoza, que ya estarían organizando encuentros para los primeros días de 2011 con el objetivo de analizar los posibles escenarios, fundamentalmente en función de los precios de la próxima temporada. No quieren -en un año complejo- desequilibrios en la industria. Y no es extraña la preocupación: si sobra la uva, los precios se desmoronan y si el volumen está ajustado -en cantidad o en calidad- los precios saltan a dimensiones que luego los mercados -interno y externo- no toleran en las góndolas o en los envíos a los mercados del mundo.

Por eso, ya trabajan sobre el "Acuerdo Mendoza-San Juan" y en sacarle bien la punta al lápiz para cuando se sienten a definir el porcentaje de uva destinada a mosto en un año en que el concentrado vuelve a ser protagonista. El miércoles en los pasillos del INV algunos hasta se animaron a poner un número: entre dientes hablan de "30% y de algunos puntitos más", otros los acusaron de irresponsables. Lo cierto es que desde el Chalet de Desamparados y del Barrio Cívico están convencidos que el mosto es la herramienta prioritaria para equilibrar las cargas de la industria. Sus asesores insisten que hay mercado para el jugo de uva y hay algunos factores exógenos que así lo advierten. Especulan sobre la "pobre" producción de mosto de uva de EEUU y además sobre el aumento considerable del galón del mosto de manzana que ya se ubicó entre 10 y 12 dólares el galón. "En el mercado internacional, cuando el jugo concentrado de manzana llega a esos valores, inmediatamente repercute en la demanda de nuestro mosto. Vamos a tener que aceitar nuevamente los mecanismos para intentar paulatinamente recomponer la producción de las 200 mil toneladas de la temporada 2007-2008", explicó un empresario del mosto que ya tiene cerrado un compromiso de 15 toneladas del concentrado a un importador de EEUU.

Ajustar el modelo

No solo de números se habló en el encuentro del miércoles pasado en el INV. Algunos dirigentes tiraron a la mesa oval del Instituto duros conceptos para el debate. "Con estos números que nos presenta hoy el INV, y algunos datos que nos ha dejado la vendimia 2010, vamos a tener que ajustar el modelo", advertía un dirigente. Se viene nuevamente la discusión del color de los tintos. Es que el índice ha trascendido los ámbitos de la industria y se ha instalado en el circuito político, al menos de Mendoza. Vicente Russo, senador del PJ local, advirtió que está dispuesto a impulsar en la mesa de la Coviar un proyecto para intentar que el INV fije el índice de color de los tintos en 400 puntos. "El color no favorece la calidad. El año pasado, ante la baja cosecha, se utilizaron uvas tintoreras para teñir los blancos y también uvas que no son viníferas, lo que generó que el INV tuviera que sacar una resolución sobre el tema", dijo el legislador. Otro de los temas es el cambio en la tendencia de consumo: Los blancos volvieron a crecer -y se están recuperando-, mientras que los tintos, producto que aparecía como "imbatible" en las góndolas, finalmente resultó ser el que ha estado perdiendo mayor consumo en los últimos 11 meses.