Las horas de frío -temperaturas menores a 7ºC- que acumule la vid en invierno son un elemento clave para la buena sanidad y productividad de la planta, pero hasta el mes de junio este guarismo tenía más que preocupados a los agrónomos, cuando el acumulado hasta entonces era el más bajo de los últimos 5 años. Pero en lo que va de julio se revirtió completamente la tendencia y acumuló un 112% más de horas que la primera quincena del 2012, alcanzando ya las 528 horas-frío en el año, superando hasta el momento a las del año pasado, que fueron 509 (ver infografía).

Ahora desde la sede del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), con sede en Pocito, son más que optimistas con llegar a las 700 horas necesarias para este cultivo. Y, otro dato alentador, es que se viene una ola polar este fin de semana que estiman va aportar más frío a los cultivos, aunque temen que haya heladas, o sea, temperaturas por debajo de 0ºC.

Según informó Sonia Silva, a cargo del Servicio de Agrometeorología de la Estación Experimental Agropecuaria San Juan del INTA, abril y junio fueron los meses con menos aporte de frío de los últimos años. Lo que resta de julio y la primera quincena de agosto son vitales para llegar a las horas-frío óptimas, que permitirá que la vid pueda eliminar las hormonas que no colaboran con su brotación, lo que se traduce luego en un mayor rendimiento y sanidad, explicaron desde INTA. Este parámetro se mide desde el 1 de abril y hasta que empiece la brotación del último cultivo que existe en San Juan, como por ejemplo, el pistacho que florece cerca del 25 de septiembre, precisaron.

Silva, a tono con el decir general de los sanjuaninos en estos meses, reconoció que ‘’a pesar que parece que no hizo mucho frío este invierno, este parámetro que el INTA mide todos los años dice absolutamente lo contrario, al menos en el campo, y eso es bueno para las plantas’’. Eso sí, hay cultivos que no precisan de tantas horas-frío: por ejemplo, el almendro requiere entre 500 y 600 horas de frío por año, los durazneros unas 300 o 400 y el cerezo necesita de 900 a 1.000; mientras que para el olivo el problema no es la cantidad de frío acumulado, sino los fríos extremos que han provocado estragos en fincas sanjuaninas (el último, en julio de 2011).

‘’Las horas de frío es un requerimiento natural de las plantas, así como necesitan de luz también necesitan de frío. Cuando se le cae la hoja, la vid entra en un letargo y para salir de ese letargo necesita acumular determinadas horas de frío, eso es un estímulo para que reanude su actividad metabólica. En el caso que no ocurra, la floración es menos intensa y se reciente su productividad’’, explicó el agrónomo del INTA, Alejandro Oviedo. Hay que remitirse al periodo invernal 2009 para encontrar un año malo. En esa oportunidad, el poco frío -un total de 819 horas- retrasó las fases ‘fenológicas‘ normales de muchos vegetales y repercutió en problemas de floración y fructificación posterior.