La venta al mundo del vino argentino en el primer semestre del 2012 muestra luces y sombras. Es que mientras la industria en general experimentó un crecimiento de las exportaciones del 35,34% con respecto al 2011, al analizar el negocio en particular y como contrapartida, los volúmenes de vinos fraccionados -que son los que aportan el grueso de las divisas y generan el mayor valor agregado- siguen en caída por segundo año consecutivo.
De enero a junio de 2012 el volumen que se vendió al mundo cayó un 3,39%, con 1.002.577 hectolitros, según los datos publicados ayer por el INV. En el 2011 y en igual periodo se habían exportado 1.037.795 hectolitros, lo que representó una caída superior a la actual, de 5,50%.
En cambio el vino a granel, de igual calidad pero que es fraccionado en los países de destino, no cesa en su expansión, subió 187% en el semestre respecto al año anterior. En el 2011 también había subido, un 65,97% en igual período.
UNO POR UNO
Así, en este semestre, mientras los vinos varietales fraccionados cayeron 1,80% y los sin mención varietal fraccionados, 11,71%; por el otro lado la exportación del vino a granel varietal aumentó nada menos que un 237,24% y el sin mención, un 159% en la comparación interanual.
Dentro de los fraccionados, el único sector que repuntó es el de espumantes, cuyas exportaciones se incrementaron 16,20% de enero a junio, respecto a igual periodo del año pasado. Otros vinos (marsala, oporto, jerez, etc.) también sufrieron una fuerte caída, con una baja interanual en el semestre del 37,72%.
PREOCUPACIÓN
Los números hacen crecer la preocupación en el sector industrial. ‘No podemos llegar con un precio competitivo al mundo, por eso se vende a granel y los compradores se encargan de fraccionar. Esto que pasa con la industria no es más que un signo de la falta de competitividad’, dijo Horacio Ripalta, gerente de la Cámara de Bodegueros. Así es que con márgenes muy acotados, algunas bodegas han abandonado el segmento del fraccionado y replantearon su estrategia a la venta del granel. Por otro lado, Ripalta agregó que, al desfasaje del precio del dólar interno versus la inflación de costos, se sumaron en los últimos meses los problemas coyunturales de trabas de importaciones y liquidación de divisas que frenaron las exportaciones. En los primeros meses del año la Nación planteó frenos al ingreso de botellas y etiquetas, entre otros insumos provenientes de Chile, Brasil y Europa; y al mismo tiempo, hubo un lapso en que el gobierno nacional achicó los días (de 180 a 15) permitidos para la liquidación de los dólares por las exportaciones de las bodegas, que de a poco se fue flexibilizando. También Brasil aplicó licencias no automáticas al vino y productos vitivinícolas, en represalia a medidas proteccionistas argentinas. ‘Muchos de esos efectos no están reflejados en las cifras del primer semestre, los veremos en los números del INV en los próximos meses‘, dijo Ripalta.
A los datos de exportaciones informados ayer por el INV se suman los de comercialización en el mercado interno, y allí los números tampoco son favorables para el fraccionado: en junio cerró con una caída del 7,27% y acumuló un baja semestral del 5,84%. Sólo subieron los vinos genéricos, sin mención varietal que de enero a junio mostraron una suba del 3,34%. La venta de espumantes en el país también subió mucho, un 2,04%.
