La medida ya es una realidad y sus efectos comienzan a sentirse: la decisión de Donald Trump de duplicar los aranceles al acero y al aluminio importados a Estados Unidos golpeó de lleno a las empresas argentinas que operan en ese mercado. La siderúrgica Tenaris y la productora de aluminio Aluar son las primeras en reportar pérdidas y freno en sus operaciones, tras la suba del 25 al 50% en la tasa aduanera.
El impacto más visible lo sufrió Aluar, la única empresa argentina que produce aluminio primario. Desde que comenzaron a regir los nuevos aranceles, sus exportaciones a EE.UU. se desplomaron: en abril solo logró colocar 370 toneladas, frente a las casi 19.000 que despachó en marzo. En mayo, el volumen apenas subió a 3.700 toneladas, según el sistema de monitoreo de importaciones de Washington.
Tenaris, del grupo Techint, también fue alcanzada. Su planta en Texas importa barras de acero desde Argentina para fabricar tubos sin costura para la industria petrolera. Ahora, cada lote que ingresa tributa un 50% de arancel, encareciendo sensiblemente sus costos y obligándola a revisar su estrategia logística y comercial.
En 2024, Argentina había exportado a Estados Unidos unos USD 630 millones en acero y aluminio, con fuerte predominio del segundo producto. Aunque se trata de volúmenes reducidos en relación al total de importaciones norteamericanas, el daño para las firmas locales es significativo. En el caso de Aluar, el mercado estadounidense representaba el 40% de su negocio.
Desde la empresa patagónica admiten que hay “preocupación” y aguardan definiciones oficiales, mientras el gobierno argentino ya inició gestiones diplomáticas para mitigar los efectos del tarifazo. Las conversaciones con Washington se mantienen bajo estricta reserva, pero en los hechos el impacto ya está en marcha.
El nuevo arancel forma parte de una avanzada proteccionista de Trump que también alcanzó a otros países, como Canadá, México, Brasil y Corea del Sur. Sin embargo, para empresas argentinas como Aluar y Tenaris, que dependen fuertemente de ese mercado, la medida llega en el peor momento y obliga a repensar exportaciones, contratos y destinos.

