Por Celeste Roco Navea
En Argentina se calcula un consumo per cápita de aceite de oliva que ronda entre los 160 a 250 gramos anuales. Comparado con otros aceites, es significativamente bajo, teniendo en cuenta que contaos con producción local del productor y que genera múltiples beneficios al organismo en comparación con otros aceites. Sin embargo, hay quienes aún lo consideran un “producto gourmet” y no lo incorporan a sus dietas, por lo que los esfuerzos del sector estarán puestos en fortalecer e incrementar el consumo interno de cara al próximo año.
Así lo confirmó a DIARIO DE CUYO el presidente de la Cámara Olivícola de San Juan, Daniel Fernández, al asegurar que están analizando y desarrollando acciones que tengan como objetivo aumentar el consumo no solo en la provincia, sino en todo el país. “Consideramos que hay muchas aristas para desarrollar el consumo interno. Sin duda es uno de los principales desafíos del sector olivícola”, detalló.
Para tener una idea sobre la brecha de consumo en torno a los datos nacionales con los registrados en otras regiones, mientras que en Argentina el promedio ronda los 250 gramos, en lugares como España (donde hay una predominancia de la dieta mediterránea), el consumo se incrementa a unos siete kilos promedio de consumo anual por persona.

El foco no solo estará puesto en buscar las distintas vías que ayuden a visibilizar los beneficios de este producto, sino además coordinar acciones con el sector gastronómico, educativo y salud para la difusión de la información.
¿Cuáles son los beneficios del aceite de oliva?
Conforme publica el sitio Fundación Española del Corazón, recientes investigaciones detallaron los aspectos positivos que genera el consumo de aceite.
Control de la presión arterial: La evidencia científica indica que el aceite de oliva virgen extra contribuye a reducir la presión arterial en pacientes hipertensos. Su contenido en compuestos fenólicos es lo que marca la diferencia en comparación con el aceite de oliva refinado.
Los polifenoles son sustancias conocidas por su poder antinflamatorio y antitrombótico, que ejercen un efecto cardioprotector frente a la arteriosclerosis, un proceso de estrechamiento y endurecimiento de las arterias debido a la perdida natural de elasticidad asociada al paso del tiempo.
Reduce el colesterol “malo” e incrementa el “bueno”: Puede ayudar a disminuir el c-LDL, conocido popularmente como colesterol “malo”, y aumentar el c-HDL, llamado colesterol “bueno”, cuando los valores basales superan los 120 mg/dL. El estudio que respalda esto aclara que, aunque una dieta que incluye aceite de semillas vegetales puede reducir los niveles de colesterol LDL más que el aceite de oliva virgen extra, una dieta con aceite de oliva extra virgen diario produce un tipo de LDL más saludable, ya que las partículas son más grandes y tienen menos probabilidades de oxidarse.
Previene la diabetes: Puede contribuir a la prevención de la diabetes tipo 2. Una investigación comparó una dieta rica en aceite de oliva extra virgen con otra basada en aceite de girasol y concluyó que el primero mejora el transporte de glucosa estimulado por la insulina en los adipocitos, lo que puede favorecer una mayor sensibilidad a la insulina.
Además, es una fuente rica en grasas saludables, disminuye la incidencia en diferentes tipos de cáncer, mejora la calidad nutricional de los alimentos al cocinar, previene e incluso ayuda a ralentizar la enfermedad del Alzheimer, entre otras bondades confirmadas con respaldo científico.
La intención de la Cámara Olivícola es generar información clara y eficaz que se traduzca en un incremento en el consumo de aceite de oliva extra virgen, lo cual no solo es positivo para el sector, sino que además mejora sustancialmente la calidad de vida de quienes lo incorporan a sus dietas diarias.

