Desde el jueves 17 empezó la primera parte de la corta de invierno para el riego agrícola. Esto también significa que terminaron los meses de mayor uso de agua del año hídrico, que empezó el 1 de octubre del año pasado. El director de Recursos Energéticos, José María Ginestar, se mostró conforme en que pudieron “coordinar con los distintos actores”. Tras estos meses, entre los tres embalses sumaron 20 metros de nivel de agua. Esto, además de representar reservas por aproximadamente la mitad del volumen del dique de Ullum, también permitió que salgan del estado de emergencia. Aun así, el sistema de reservas sigue en recuperación tras la sequía y si bien es una mejora, se mantiene la preocupación por si inicia otro ciclo seco.

La gestión de los meses de riego agrícola, cuando se usa la mayor parte del agua que traen los ríos, tenía este año una serie de desafíos. A esto se sumaron también problemáticas climáticas que hasta último momento hicieron desafiante el manejo del sistema. Desde Hidráulica, el director Raúl Ruíz dijo que están encaminados a cumplir con el objetivo de entregar al agro 800 hectómetros cúbicos (el 65% de toda el agua que preveía el pronóstico para todo el año). Ginestar coincidió con esto, y dijo que además pudieron cumplir con otras dos metas: asegurar el suministro de agua potable y mejorar el nivel de los tres embalses.

Lo cierto es que todos estos planes se hicieron con el pronóstico de 1250 hm3 (hectómetros cúbicos) del pasado 1 de octubre. En ese momento, los tres embalses estaban con niveles negativos, por debajo de las cotas de seguridad. Para medir esto los técnicos se fijan en la cota, que muestra el nivel de metros sobre el nivel del mar donde está el agua. Así, tienen una referencia siempre fija y fácil de medir, que además les permite ver si el agua llega a las turbinas, compuertas u obras que permiten manejar los diques.

Así, Ullum pasó de estar en la cota 749,8 a la 751,6. Este fue el embalse que menos metros subió, aunque superó la 750, que es la mínima de seguridad y también el nivel que permite extraer agua sin turbidez para alimentar la planta de OSSE de Marquesado. Ginestar explicó que el uso humano es el prioritario y por eso hicieron todos los esfuerzos para mantener ese nivel. Esto a pesar de que en las tormentas de marzo el canal que lleva agua desde Punta Negra se rompió y estuvo 3 semanas en obra hasta que finalmente lograron llevarle agua al último dique.

En el caso de Los Caracoles, este fue el embalse que más levantó su nivel, pasando de 1080 msnm a 1093 msnm, lo que implica casi 13 metros de variación. Este embalse es el que estaba en la situación más compleja tras la sequía, ya que se mantuvo prácticamente vacío, usando su válvula de seguridad. Hoy, confirmó Ginestar, alcanzó en algunos momentos el nivel para turbinar y producir energía. En cuanto a Punta Negra, este subió de 920 a 925 msnm. Si bien la idea era preservar la mayor cantidad de agua en este dique, para también producir energía, los daños en el canal complicaron parte de las operaciones.

Ginestar dijo que a pesar de las dificultades, estos números son una mejora en la situación. Incluso, es la primera vez desde 2021 que los tres están por encima del mínimo de seguridad. Aun así, el funcionario explicó que si llega un año “pobre en lo hídrico pero mejor en lo económico, en el que aumenta la superficie sembrada, no es una reserva relevante”. En la página de Hidráulica publican valores de cuántos hectómetros representan estas mejoras de nivel y entre los tres embalses habrían reservado cerca de 150 hm3. Ginestar dijo que este valor es aproximado, ya que “se infiere el volúmen de agua, pero sería muy difícil tener un valor exacto por la forma irregular de los embalses”.

Aun así, este número representa menos de la mitad de la capacidad de Ullu, el menor de los tres diques. Tanto Caracoles como Punta Negra son capaces de reservar cerca de 500 hm3 cada uno. Por lo tanto, si en la temporada de mayor deshielo, que es el verano, lograron mejorar el nivel en alrededor de 150 hm3, esto también equivale a un 18,75% de lo que este año usarán el agro para regar. Todo dependerá de que este año, al igual que el invierno pasado, las nevadas vuelvan a generar reservas en la cordillera.