El Ministerio de Desregulación de la Nación, que encabeza Federico Sturzenegger, anunció antes de ayer que iba a reducir las funciones del organismo para facilitar la producción agrícola. Los primeros cambios fueron para quienes venden hortalizas, a quienes solo controlarán criterios de salubridad, pero ya no de calidad. Desde San Juan, hubo dos sectores que mostraron expectativas positivas, en especial porque reducirán tiempos y burocracia. Los chacareros, la mayoría productores para el mercado interno, creen que podrán salir a Mendoza y de ahí a grandes centros urbanos. Los ajeros celebraron el cambio para la exportación y dijeron que simplificará los pasos, lo que podría ampliar el número de vendedores al exterior.
La medida nacional solo tendrá impacto en un principio en las hortalizas frescas, por lo que no llegaría a frutas como la uva por el momento. El ministerio nacional derogó mediante decreto la reglamentación que exigía que el Senasa controle requisitos sobre tipificación, empaque y fiscalización de los productos. El principal sector exportador en San Juan que tendrá cambios es el de los ajos, que, según la Cámara de Exportadores, generó en el primer trimestre de 2025 957.000 dólares, tras enviar al exterior más de 570.000 kg.
“Hoy la exigencia la pone el mercado externo, nadie va a reducir su calidad porque está en riesgo el cliente”. Juan Ruiz – Pte. de la Asociación de Ajeros
Juan Ruiz, presidente de la cámara que nuclea a los productores, dijo que ven con buenos ojos el cambio, aunque esperarán a que se ponga en marcha para conocer el impacto cuantitativo de la medida. “Las medidas de desregulación son positivas, porque a veces teníamos más exigencias a nivel nacional que a nivel internacional”, explicó el productor. Están a la espera de cuándo se pondrán en práctica y cómo será el proceso de cambios.
En principio, esperan que pueda haber una mejora en cuanto a los pasos burocráticos que tenían que cumplir. Según dijo, la inscripción de los productores era compleja y luego cada envío al exterior debía pasar por un control del Senasa, donde no solo se tenía en cuenta las características de seguridad de los ajos, sino también otras como tamaño o especificaciones del empaque. Así, por ejemplo, debían pedir turno para un control de los inspectores cada vez que estaban por hacer un viaje al exterior. Cuando la visita se daba, los trabajadores del órgano oficial desarmaban una caja o palet de forma aleatoria para controlar las características.
Para Ruiz, el mayor impacto negativo no tenía que ver con lo económico, aunque los embalajes controlados luego debían reponerse, sino con la complejidad de los trámites. Por eso, dijo, sin estas condiciones creen que más productores podrán sumarse a esta actividad. Es que antes no abrían galpones de exportación desalentados por la cantidad de exigencias nacionales. En cuanto al impacto que tendrá en la calidad, explicó que no hay riesgo de que baje el nivel de las exportaciones sanjuaninas porque podría implicar perder compradores, que son quienes dan las exigencias.
Los productores hortícolas locales también celebraron el cambio. Los chacareros, que se dedican en especial a vender al mercado interno, dijeron que esto puede implicar “menos burocracia y costos”. El peor impacto que tenían las regulaciones era que los finqueros, que suelen ser pequeños productores, debían destinar el tiempo air a hacer trámites que podían demorar dos o tres días. Además, de reducirse las exigencias del empaque podrían tener costos de hasta un 20% menos, explicó el presidente de la Sociedad de Chacareros, Sergio López. Creen que sin estas exigencias podrán vender más producción a Mendoza y a partir de ahí salir a mercados de otras grandes ciudades, como Córdoba o incluso la Patagonia.

