Luego de un leve rebote en agosto, la economía argentina volvió a mostrar señales de debilidad en septiembre. De acuerdo con un informe de la consultora Ferreres, la actividad general cayó 0,8% en la medición desestacionalizada y volvió a ubicarse por debajo de los niveles del cierre del año pasado.
“El clima de incertidumbre económica persistió durante el mes, aunque tras el resultado electoral favorable al oficialismo se redujo la tensión cambiaria y comenzó a percibirse cierta recuperación de la confianza”, señaló el estudio. Sin embargo, aclaró que ese cambio de expectativas “por sí solo no logrará reactivar la marcha de la actividad, aunque ofrece un contexto más favorable para recomponer los ingresos, el consumo y la inversión”.
El informe identificó diferencias marcadas entre sectores. Mientras la agricultura y ganadería cayó 0,5% interanual —con un retroceso de 1,8% en la actividad agrícola—, la intermediación financiera se mantuvo como el rubro más dinámico, con una suba interanual del 24,5%. Le siguieron minas y canteras, que creció 4,7%, impulsado por un aumento del 13,6% en la producción de petróleo, aunque con una baja del 5,8% en gas natural.
El sector de electricidad, gas y agua también mostró una recuperación, con un incremento interanual de 5,7% asociado al mayor consumo residencial por factores estacionales. En cambio, la construcción avanzó apenas 3% interanual, reflejando la desaceleración de la inversión privada frente a tasas altas y costos crecientes.
Uno de los focos de preocupación sigue siendo la industria manufacturera. Según el Índice de Producción Industrial (IPI-OJF), la producción fabril se contrajo 1,1% interanual y 0,8% respecto de agosto, acumulando tres bajas en los últimos cuatro meses. Aunque el balance anual todavía muestra una mejora de 2,2%, la tendencia reciente marca una pérdida de dinamismo.
Ferreres precisó que el nivel de actividad industrial se encuentra 2,6% por debajo del registrado a fines del año pasado. “Incluso en un escenario optimista, la recuperación no será rápida: dependerá del ordenamiento macroeconómico y de una mejora del consumo interno de la mano de la recomposición de los salarios y del crédito”, advirtió la consultora.
Por ramas, alimentos, bebidas y tabaco cayeron 1,3% interanual; la producción automotriz bajó 5% dentro del rubro maquinaria y equipo; y los metales básicos retrocedieron 1,7%. En cambio, el sector de minerales no metálicos —vinculado a la construcción— subió 0,5% en septiembre y acumula un alza de 7,4% en el año. Las refinerías, en tanto, lideraron el crecimiento con una suba interanual de 4,2%.
En conjunto, los resultados del estudio muestran que la economía volvió a perder impulso en el tercer trimestre, golpeada por la debilidad del consumo y la falta de inversión. Aunque la calma cambiaria posterior a las elecciones ofrece cierto alivio, la consultora advierte que el desafío de fondo sigue siendo recomponer ingresos y restablecer la confianza. Por ahora, la actividad nacional continúa atrapada en un escenario de estancamiento que todavía no encuentra salida.

