El sector de tomate para industria es uno de los más importante de San Juan. En 2024 lograron cumplir con una meta que tenían hace años: cubrir el mercado nacional. Este año el escenario cambió y pasaron de tener una demanda en expansión a vender los kilos justos. Además, los que producen de manera “libre”, sin acuerdos previos, se encontraron con ofertas de precios más bajas. Esto tiene que ver con una actitud de “especulación” de parte de los compradores, aseguran, que creen que podrán conseguir mejores precios importando pasta de Chile debido a la apertura de importaciones y los costos locales.

En la provincia cultivaron 3.500 hectáreas de tomate para industrias durante la temporada 2024-2025, según detalló el responsable de Tomates 2000, Guillermo Quiroga. Esta es la marca más alta en 10 años de constante crecimiento que tuvo el sector. A su vez, la producción local cuenta con estándares muy altos de calidad y es de las más eficientes en el uso del agua, con prácticamente el 100% de las fincas con riego por goteo. Esto, aseguró el empresario, los pone a la altura de “productores de Italia o California, con rendimientos muy similares y tecnificación que también está a la altura”.

A pesar de que vienen de una década de crecimiento constante y fuertes inversiones, esta cosecha tiene un gusto amargo. “Hoy la industria está comprando y respetando los contratos, pero entre los productores se nota un cambio en la forma en la que se está moviendo el sector”, contó. Es que históricamente los tomateros firmaron contratos con las industrias por cierta cantidad de hectáreas y producción de las mismas. “El contrato que se firmó el año pasado era de 100.000 kilos por hectárea, pero en general se entrega el 100% de lo que se produce, entonces si hay más, las industrias lo reciben”, dijo. Esta vez, en cambio, los compradores solo recibieron lo pautado, a pesar de que en ocasiones anteriores “siempre nos incentivaban a sacar más cantidad para poder comprarlo”.

Para Quiroga esto es un signo preocupante, porque habla de no están buscando tener más kilos y cree que es probable que sea una maniobra especulativa para luego comprar pasta concentrada de otros mercados. La alternativa sería adquirir de Chile mayor cantidad, debido a que ese mercado “es principalmente exportador y siempre está buscando ingresar”.

Existe otro sector que se llevó la peor parte en esta temporada, contó el empresario. Se trata de los productores de tomate libre. Mientras hay un grupo que produce con contratos ya firmados durante la siembre, existen otros. Se trata de finqueros que producen y una vez que las industrias ya compraron el total de la producción a los especializados, venden la suya para suplir la demanda. Para ellos la oferta de precios fue el gran disuasor: les ofrecieron 60 pesos el kilo mientras a los otros les pagaron 100 pesos. Con este esquema, dijo Quiroga, salieron a pérdida.

Todos estos cambios en la actitud de los compradores se suman a que la producción tiene un costo alto en Argentina. “En Chile los agroquímicos valen la mitad, aunque competimos en calidad, un productor de California paga un tercio por el repuesto de cualquier máquina que nosotros”, señaló. Todo esto hace que el sector, que viene trabajando para crecer, pierda competitividad. “Entendemos que la macro va en un buen camino, pero en la micro es muy difícil”, opinó.

El riesgo del actual escenario es que para 2026 haya menos productores sembrando. “Esta industria necesita que tengamos una zanahoria que perseguir antes de sembrar, porque el productor puede perder la oportunidad, pero no puede producir a pérdida”, dijo. Si este escenario se cumple, el crecimiento constante que tuvo el tomate para industria podría tener su primer retroceso y, sobre todo, se perderían los mercados ganados por la provincia en este proceso.