Técnicos, profesionales y trabajadores del organismo salieron a manifestar un rechazo contundente a resolución que “no sólo es inviable en lo operativo, sino que además expone a toda la cadena productiva a riesgos comerciales, sanitarios y reputacionales”.
El punto más crítico del reclamo es la pérdida del carácter obligatorio del Certificado de Ingreso de Uva (CIU), una herramienta histórica del sistema de control vitivinícola argentino. Para el personal del INV, la decisión “no refleja los intereses del sector ni considera las implicancias legales, técnicas y económicas” que conlleva.
Importancia del CIU y consecuencias de su desregulación
El CIU, vigente desde hace décadas y creado por el propio INV, es mucho más que un trámite administrativo. Según los trabajadores, cumple funciones esenciales:
- Asegura la trazabilidad completa y documentada desde la uva hasta el producto terminado, garantizando correspondencia entre lo declarado, lo elaborado, lo fraccionado y lo que finalmente se comercializa.
- Previene adulteraciones, desvíos o triangulaciones, prácticas que han marcado históricamente a la actividad.
- Es un requisito de transparencia ante los mercados externos, donde la trazabilidad no es opcional sino obligatoria para ingresar productos.
- En ese marco, la desregulación del CIU genera un escenario que el personal califica de “fragilidad regulatoria”, con impacto directo en la tarea fiscalizadora del organismo, la competitividad del sector y la confianza internacional.
Tres razones por las que la norma es considerada inviable
En su comunicado interno, los equipos técnicos del INV enumeraron tres motivos centrales:
1. Mayor riesgo documental y sanciones indirectas
Sin el sistema de control previo, las bodegas dependerán de verificaciones posteriores, lo que aumenta la probabilidad de errores formales que podrían derivar en multas, clausuras o pérdida de certificaciones.
2. Más vulnerabilidad ante fraudes y adulteraciones
La eliminación del CIU y de controles intermedios deja “vacíos operativos” en la cadena de trazabilidad, dificultando la detección temprana de prácticas fraudulentas y exponiendo al país a crisis de reputación.
3. Menor competitividad en mercados exigentes
Estados Unidos, la Unión Europea y Asia —principales compradores del vino argentino— exigen trazabilidad unívoca. Sin un mecanismo reconocido como el CIU, el sector podría enfrentar nuevas barreras o costos adicionales.
Pedido de revisión urgente
Con este panorama, los técnicos, profesionales y trabajadores del INV solicitaron de manera formal la revisión inmediata de la Resolución 37/2025 y la restitución del CIU como requisito obligatorio e indelegable.
Aseguran que mantener los estándares actuales de control es clave para proteger la integridad de la cadena productiva, la calidad del vino argentino y la confianza tanto del mercado interno como de los compradores internacionales.

