El fin de semana pasado culminó en La Rural la 53ra. Exposición y Feria de Artesanías Tradicionales Argentinas, en el marco de la cual una artesana jachallera recibió el premio Paula Albarracín de Sarmiento que otorga el Gobierno de la provincia a través del Ministerio de Turismo, Cultura y Deporte. Se trata de Margarita Sánchez, que se lució con su frazada realizada con lana de oveja a telar, que le demandó un par de meses de trabajo y que ostenta vivos colores, tal es su sello. Es el primer premio de este tenor que recibe la telera de 64 años, quien atesora otros reconocimientos personales y también grupales, puesto que forma parte del grupo de artesanas moquineras que viene destacándose en esta paciente, amorosa y mágica labor, donde comparten saberes y experiencias.
“Como que recién caigo de lo que había pasado… Sí, éste es el reconocimiento más importante que he tenido. Para mí es un orgullo haber sido premiada, estoy agradecidísima a las personas que eligieron mi prenda. A mí me halaga un montón porque me encanta el tejido, así que estoy más que contenta’, comentó a DIARIO DE CUYO Margarita, todavía un poco sorprendida con la distinción.
La artesana confeccionó su prenda en el telar que armó en su casa, donde pasa al menos tres horas diarias, según le permitan los quehaceres y otros compromisos. Es uno más grande que el que usaba antes. “Yo comencé con un telar plantado que tenía, el de cuatro palos, como el de Doña Paula -hizo honrosa referencia-. Después, con un programa que hubo, pudimos bajar un telar jujeño, que es éste que tengo ahora. Es similar al otro, se hace lo mismo en realidad, se teje lo mismo, solo que es más grande’, contó.
Como todavía se estila, Margarita se inició en el oficio casi jugando, cuando era pequeña, de la mano de su madre, ya fallecida. Junto a ella aprendió a hilar, a dar las primeras lazadas e incluso a esquilar las ovejas para obtener la lana.
“Yo empecé a aprender como a los 10 años, porque mi mami tenía su tejido, pero ella siempre lo hacía para la casa; por lo menos no he sentido yo que fuera a ferias, ni a exposiciones, ni premiaciones, nada de eso. Y empecé a tejer más cuando los niños estuvieron un poco más grandes. Antes tejía, pero muy rara vez, no con continuidad, porque tengo seis hijos y cuando eran chiquitos no podía hacerlo de forma permanente, hasta que ya se criaron un poquito’, relató Margarita, que considera que hoy por hoy el trabajo artesanal es mucho más apreciado y valorado que otrora, dentro y fuera de la provincia. “Y está buenísimo, ojalá lo sigan haciendo, para que no se pierda esta costumbre, esa tradición del tejido, de la lana, que es tan linda’, marcó antes de retomar su historia.
“Bueno, mi mami me enseñó a hilar, a teñir, a tejer, todo lo que se hace… Ahora veo que a la gente le llaman más la atención los colores naturales, hechos con los yuyos de acá, pero a mí no, yo soy todo al contrario, me gustan mucho los colores fuertes y combinarlos con colores claros. Me encanta el cereza, el fucsia, el bordó… También he teñido con tintes naturales, pero más me gusta el color más fuerte’, se explayó la artesana, a punto de empezar un pie de cama. “Cuando ella falleció, todavía había cosas que no sabía, entonces le preguntaba a Natividad y a Rita (las hermanas Páez), que son, como quien dice, las embajadoras de acá, del pueblo. Son buenísimas tejedoras, así que también aprendí mucho de ellas. Por ejemplo, Rita me enseñó a urdir jergones… También trabajo con una nieta de Rita y otras vecinas de acá… Para mí es una satisfacción muy grande enseñarles a otras chicas, porque yo lo recibí de otras señoras y estoy muy agradecida de que ellas quieran enseñarme’, consideró la mujer, que -al menos por ahora- no tiene hermanas ni descendencia que continúen esta herencia materna.
“Mis hermanas están recontentas con el premio, me dicen que yo soy la única que mantengo vivo el legado, porque ellas no tejen ¿Y puede creer que a ninguna de mis hijas les gusta? Así que mire… Ojalá que le interese a alguna de mis nietas, en una de esas… Porque si no, cuando yo ya no esté, se va a cortar todo’, reflexionó con cierta pena. “Pero bueno, me conformo con tener este grupo de teleras, que integran chicas jóvenes también; hay dos o tres chicas de acá del pueblo a las que les gusta, entonces a mí también me gusta enseñarles lo poco que yo sé’, sonrió la amable moquinera, a quien su mamá vio tejer, pero no recibir distinciones por ello…
“Sí me vio ayudándole a ella, haciendo el tejido que ella me enseñaba, pero después ya no, ni en las ferias tampoco… ¿Qué diría del premio? Uy, no sé, creo que estaría muy contenta, muy orgullosa’, respondió sin estridencias, con absoluta modestia, la mujer que se ayuda y ayuda en el emprendimiento de las moquineras con la venta de los tejidos.
“Uno se las rebusca, porque acá, de no ser para la Fiesta de Santa Bárbara que se puede vender algo… Y a veces la gente viene con lo justo… Usted ha visto que la situación no está muy fácil…’, reconoció comprensiva quien -con o sin ventas, con o sin premios- cada día se sienta con sus lanas, para seguir tejiendo su ritual.
“Sí, es como un cable a tierra, como es el dicho ¿no? porque qué sé yo… al tejer, una se olvida de los problemas. Lo mismo cuando estoy sola en mi casa o cuando estamos con las otras chicas, porque a veces tejemos juntas, se vienen para acá o yo me voy a la casa de ellas y nos estamos ayudando’, explicó. “Uno se dedica a eso y es como que está concentrado en el telar… Es muy lindo porque se le pasa el tiempo y no piensa en otras cosas, sino en lo que está haciendo… Piensa en tratar de hacerlo bien, está concentrado en que le salga bien. Por ejemplo con la frazada (que ganó el premio), al llevar mucha labor, es como que está haciendo un jardín, combinando los colores y se concentra…’, detalló Margarita, para quien no hay satisfacción mayor que ver la pieza terminada. “Uno primero saca la labor en un cuaderno, pero al verla ahí después, hecha en la frazada, es muy bueno, muy lindo ver cómo quedó. A mí por lo menos me encanta’, concluyó entusiasta quien -al igual que las otras tres artesanas que fueron destacadas en La Rural, entre ellas Rita Páez- recibirá oficialmente su distinción el mes próximo, en la feria que programa el Mercado Artesanal Tradicional Luisa Escudero.

