El reciente anuncio de que las jurisdicciones de Buenos Aires, Córdoba y Mendoza decidieron bloquear el acceso a la plataforma Roblox en las computadoras escolares reavivó un debate necesario. ¿Hasta dónde debe intervenir el Estado en el uso digital de los menores? En San Juan, esta discusión ya tiene respuesta. El Ministerio de Educación había dispuesto con anterioridad la restricción de este juego en los equipos entregados a los alumnos, anticipándose a una problemática que combina entretenimiento, vulnerabilidad y riesgo.

La medida es oportuna y razonable. Roblox, con más de 350 millones de usuarios activos mensuales y una importante proporción de menores de 12 años, ha sido señalada por especialistas y autoridades por los peligros asociados al contacto con adultos desconocidos, el grooming y las estafas digitales. En provincias como Río Negro y Santa Fe, se registraron casos que encendieron las alarmas sobre la necesidad de reforzar los controles.

El Ministerio de Educación sanjuanino entendió que el acceso a la tecnología no puede desligarse de la protección y el acompañamiento. Por eso, además del bloqueo, se ha comenzado a trabajar desde los gabinetes escolares en la prevención y detección temprana de riesgos digitales. En tiempos en que las pantallas son parte del aprendizaje, el cuidado también debe ser parte de la política educativa.

Roblox no es un juego convencional. Su atractivo radica en que los usuarios pueden crear sus propios mundos, interactuar en línea y operar con una moneda virtual, los “Robux”, que se pueden adquirir con dinero real. Para un niño, esta combinación de creatividad y comercio puede transformarse fácilmente en una puerta abierta a la manipulación o al abuso.

Por supuesto, el bloqueo escolar no sustituye la responsabilidad familiar. Los alumnos aún pueden acceder a la plataforma desde sus teléfonos o dispositivos personales, por lo que los padres deben asumir un rol activo: saber qué juegan sus hijos, con quiénes interactúan, qué compran y qué tipo de mensajes reciben.

En definitiva, el bloqueo de Roblox en las computadoras escolares no es censura, sino prevención. Es una medida que protege, educa y anticipa riesgos. En una era digital donde las fronteras son difusas, el Estado y las familias deben actuar juntos para que la tecnología siga siendo una herramienta de aprendizaje, no una puerta al peligro.