Con angustia, en el minuto final y con un golazo de Edinson Cavani, Boca Juniors puso todo en su lugar en la Copa Sudamericana después de sufrir una noche que se le complicó feo en Paraguay. El 2-1 sobre Trinidense lo puso a tiro de la punta del Grupo D, contando con la caída de Fortaleza en Potosí. Ahora, el futuro depende de Boca pero antes tuvo que pasarla mal.

Sufrida. Boca metió una victoria decisiva para su camino en la Sudamericana. Perdía en Paraguay pero terminó festejandolo en la última jugada con un golazo.

Necesitado primero, confundido después, Boca entró con la idea de imponer sus condiciones. Fueron apenas 10′ de ilusiones incluyendo la única llegada a fondo después de un remate forzado de Cavani que se fue cerca del palo izquierdo de Trinidense. Desde ese momento, Boca empezó a entrar en confusión. Ni Zenón ni Medina pudieron jugar y con eso, Trinidense ya había conseguido su primer objetivo. Y a los 45′ llegó el baldazo de agua fría cuando el mendocino Brian Andrada aprovechó una duda en una pelota frontal y definió ante Chiquito para complicar todo. En el complemento, la temprana expulsión de Andrada empezó a resolverle la historia a Boca. Con uno más, intentó fue y lo buscó. Limitado por ahi pero con toda esa mística que Boca tiene de sobra. Recién llegó al empate con Figal cuando al partido le quedaba tiempo por delante y eso se convirtió en el envión final para ir por una victoria indispensable. Tenía que ser con un golazo y Cavani fue elegido para terminar de resolver una noche difícil.