La reapertura del Paso de Agua Negra prevista marca un nuevo capítulo para la integración entre San Juan y Coquimbo. Turismo, comercio y desarrollo productivo vuelven a ponerse en movimiento.

La apertura del camino internacional por el Paso de Agua Negra nunca es un hecho menor. Cada temporada, su habilitación simboliza mucho más que el inicio de un flujo turístico. Representa la recuperación del vínculo histórico entre la provincia de San Juan y la Región de Coquimbo, una relación construida sobre décadas de intercambio, cooperación e intereses compartidos. De acuerdo s lo previsto hoy, tras permanecer cerrado desde el 23 de mayo pasado, el camino vuelve a habilitarse para marcar el inicio de la temporada 2025-2026, con expectativas renovadas y un firme compromiso institucional de ambos países.

La importancia de este corredor no puede subestimarse. En la última temporada, más de 64.000 personas cruzaron por Agua Negra desde Argentina hacia Chile, cifra que demuestra el enorme potencial turístico que este paso genera año tras año. El impacto se multiplica en las economías regionales. La hotelería, la gastronomía, los comercios minoristas, el transporte y los servicios turísticos dependen en gran medida de este movimiento fronterizo que dinamiza ambas regiones y crea empleo directo e indirecto.

Pero Agua Negra es mucho más que turismo. Lo demostró el paso del primer camión con carga comercial, un hito que abre la puerta a nuevas oportunidades económicas e industriales. Con la ruta en óptimas condiciones -tal como lo informó el Ministerio de Obras Públicas- y con complejos fronterizos mejor equipados, ampliados y tecnológicamente reforzados, el intercambio comercial se vuelve más competitivo, ágil y seguro. La incorporación de conectividad satelital, la optimización de los espacios operativos y el fortalecimiento de los sistemas eléctricos muestran que la apertura no es improvisada, sino fruto de una coordinación seria entre San Juan y Coquimbo.

Este paso internacional tiene una historia profunda. Sus orígenes formales se remontan a 1947, durante la gobernación de Ruperto Godoy y la presidencia de Juan Domingo Perón, cuando comenzaron los trabajos del camino internacional que finalmente se habilitaría el 1 de marzo de 1965. Antes de eso, Agua Negra ya era un corredor natural para el transporte de ganado y el comercio. Su apertura vehicular marcó un antes y un después en la integración binacional, abriendo un horizonte que sigue ampliándose hasta hoy.

La reapertura de este 2025 no solo reafirma ese legado. Lo proyecta hacia el futuro. El trabajo conjunto entre autoridades chilenas y argentinas demuestra que, cuando se prioriza la integración, los beneficios son colectivos. San Juan y Coquimbo vuelven a unirse, y con esa unión se reactivan la economía, el comercio, el turismo y, sobre todo, la esperanza de un desarrollo sostenido a ambos lados de la cordillera.