Durante los sucesivos fines de semana largo que hubo desde principio de año, lugareños y personas que por diversos motivos recorren periódicamente las zonas de campo de la provincia han advertido la incesante actividad de cazadores furtivos que se movilizan de un punto a otro, matando distintos ejemplares de la fauna autóctona, en algunos casos como deporte y en otros por simple y pura diversión.
Los operativos que logra implementar la Subsecretaría de Conservación, dependiente de la Secretaría de Estado de Ambiente y Desarrollo Sustentable, no alcanzan para controlar esa incesante actividad que se desarrolla tanto en los llanos ubicados al Este de la provincia, como en los altos valles de los departamentos cordilleranos en el sector Oeste.
Entre las preferencia de los cazadores furtivos están los ejemplares de guanacos, maras, liebres, avestruces y quirquinchos, pero también hay una gran cantidad que se inclina por la caza de aves autóctonas como el jilguero, la diuca, el benteveo y la Reina Mora, ejemplares que como se asegura su población se ha visto drásticamente reducida en los últimos años.
Aparte de que los operativos de control son insuficientes siguen padeciendo de un detalle muy importante y que ha sido permanentemente cuestionado a gestiones anteriores. Se trata de la falta de identificación de los cazadores cuando son detenidos con el objeto de decomisar el producto de la caza y recabar antecedentes para que quede en los registros. Es ya costumbre que el personal de la Secretaría de Ambiente se limite a dar a conocer el hecho de la caza furtiva pero no proporcione el nombre de las personas sorprendidas cazando ilegalmente.
Hay que destacar que los cazadores furtivos no son personas que ocasionalmente se internan en el campo a realizar prácticas de tiro contra los animales que encuentren a su paso. Son verdaderas organizaciones de aficionados que se movilizan en vehículos 4X4, llevan armas sofisticadas, equipos de radio handy y otros elementos que les facilitan la tarea. También suelen llevar perros galgos, que resultan muy efectivos a la hora de iniciar una cacería.
Ahora no solo corresponde sancionar a estas personas por la caza furtiva, sino también en virtud a la normativa existente en relación al maltrato animal, que en esos casos llega hasta la muerte.
La Secretaría de Ambiente debe intentar por todos los medios ampliar los operativos de control, utilizando tecnología de vanguardia como drones y sistemas de comunicación, para poder abarcar las grandes extensiones de campo que los furtivos aprovechan para pasar desapercibidos.
Una mayor defensa de nuestra fauna autóctona permitirá recuperar el hábitat natural tan necesario para intentar mejorar las condiciones climáticas de la provincia.
