Perdió el ojo derecho por un balazo policial durante un operativo en Mendoza. En otra de sus caídas, perdió la visión del otro ojo por un puntazo durante una pelea en la cárcel. Así, ‘ciego’, fue recapturado el pasado 11 de noviembre en el control fronterizo Los Horcones, en Mendoza, cuando pretendía cruzar a Chile con ayuda de otra persona. Su ‘ceguera’, fue la razón por la que su abogado, Alejandro Castán, pidió su detención domiciliaria y el 27 de diciembre pasó a vivir a la casa de un amigo en La Bebida, Rivadavia. Desde que cayó, las pruebas recolectadas en la investigación le dejaron al juez, Carlos Lima, el convencimiento de que fue Gallardo Soto quien empuñó una pistola 9mm e hirió de muerte al exboxeador amateur, Guillermo Romero (36), durante el mediodía del 6 de febrero de 2011 (murió 14 días después). Pero cuando intentaron notificar a Gallardo sobre la prisión preventiva y su procesamiento por homicidio agravado por el concurso premeditado de dos o más personas y por el uso de un arma de fuego, el sospechoso había desaparecido con amigo y todo, dijeron fuentes judiciales.
El hecho trascendió recién ahora, pero ocurrió a fines de abril pasado. Y si no es recapturado, la causa en su contra podría prescribir, pues el plazo máximo para investigarlo y juzgarlo es de 15 y debería contarse a partir del primer llamado a indagatoria, ocurrido en 2011, indicaron fuente judiciales.
En Mendoza, Gallardo Soto tiene fama de asesino a sueldo. Y en esta provincia esas versiones están confirmadas para el juez Lima, pesar de que, durante la investigación, dos hombres declararon que el día del balazo letal a Romero, lo habían visto en Mendoza, en un quincho que construía y en el que prestaban para vivir con su pareja y sus hijos.
Sin embargo en San Juan, las pruebas en su contra pesaron más. Dos vecinos de Romero declararon que, previo al crimen, vieron a ese sujeto con un parche en un ojo a bordo de un Dodge 1500 azul, recibir un arma de manos de Martín Camargo, un vecino con el que la víctima tenía problemas.
Y porque el día que le dispararon, un sujeto lo llamó desde la calle (‘Guille, Guille’, gritó) y cuando Romero salió a ver quién lo buscaba, un cómplice le apareció desde un costado y lo sentenció de un balazo. Otros vecinos reconocieron también a Gallardo Soto como el que disparó y dijeron que a ambos sujetos les escucharon decir: ‘esto un encargo del ‘Gringo’ Camargo’, antes de huir en moto. Esas expresiones encajaban con las amenazas de Camargo y otro de sus compinches la noche previa al ataque: ‘mañana sos boleta’. Para entonces, ya había sucedido que Romero le había ganado un mano a mano a las trompadas a Camargo, pero éste lo había noqueado de un culatazo en la nuca en otro enfrentamiento. Romero había denunciado a Camargo por vender drogas y se resistía a que molestara a una de sus hijas, que había tenido un romance con ese sujeto.
Las pruebas complicaron a Camargo, que fue protagonista de un hecho polémico: aceptó perpetua en un juicio abreviado, pero el juez le dio 12 años por instigar el crimen, pues consideró que no estaba probado que enviara a matar a Romero.

