El Banco de Alimento de San Juan es una iniciativa que nació hace seis años y que ha logrado consolidar su accionar gracias al esfuerzo de un grupo de mujeres voluntarias que trabajan denodadamente en la tarea de canalizar mercadería que reciben donada de varios supermercados de nuestro medio y que luego reparten entre un medio centenar de merenderos oportunamente inscriptos dentro de este sistema. Si bien siempre ha hecho falta un mayor número de personas que colaboren con la labor de recolectar, trasladar y distribuir alimentos y artículos de limpieza, entre otra mercadería, estas mujeres se las estuvieron arreglando, hasta ahora, para cumplir con una tarea que está por fuera del circuito oficial de gobierno de distribución de alimentos y que responde a una iniciativa particular que está demostrando que el querer es poder a la hora de colaborar con los centros de distribución de alimentos. Pero esta labor se está tornando cada vez más compleja al haber recibido la solicitud de unos 12 nuevos merenderos que piden ser beneficiados con la ayuda alimentaria.

El principal problema del Banco de Alimentos es el espacio físico para su funcionamiento. Actualmente ocupa uno de los locales de la Feria o Mercado de Abasto de la Municipalidad de la Capital que es insuficiente para almacenar mercadería destinada a un número cada vez mayor de merenderos. Otro inconveniente es la carencia de movilidades adecuadas para el traslado de las donaciones. Y, por último, la falta de personal, ya que si bien el grupo de mujeres cuenta con dos voluntarios varones más, que ayudan con la tarea pesada de cargar y acomodar la mercadería, hace falta más gente que colabore con cada uno de los pasos que se deben cumplir para contar con los alimentos.
Sería conveniente que las autoridades del Ministerio de la Familia y Desarrollo Humano advirtieran la importante labor que el Banco de Alimentos está cumpliendo, a pesar de estar funcionando con la personería jurídicas cedida por el Rotary Club de San Juan y en condiciones que no son las mejores para una tarea que es intensa. La ayuda oficial al Banco podría contemplar la posibilidad de conseguirle un lugar más amplio que el que disponen actualmente, con algunos elementos de utilidad como una cámara frigorífica para no cortar la cadena de frío de productos que necesitan refrigeración.
Otra ayuda podría ser la asignación de alguna camionetas o utilitario para el traslado de mercadería de los supermercados a los galpones. Por último, también está haciendo falta personal capacitado para colaborar con el manejo y distribución de la mercadería.
Todo esto con el solo objetivo de hacer más eficiente la tarea y cubrir un mayor número de merenderos con los que muchos sectores de la población están haciendo frente a la crisis.