El domingo 10 de diciembre de 2023, alrededor de las 14, el jubilado Carlos Crespillo (79) fue hallado muerto por un sobrino (estaba en estado de descomposición), en su casa de Chimbas. La investigación reveló que había sido atacado a golpes (tenía costillas rotas) y estrangulado hasta la muerte. Enseguida se sospechó de ese sobrino y de su mujer, porque habían mentido sobre lo que hicieron días previos al homicidio. Días después, un vecino de la víctima y amigo de ese sobrino, el músico Luis Darío Endrizzi, fue detenido porque, sospechosamente, había empezado a utilizar la tarjeta SUBE de Crespillo para viajar en colectivo, después del homicidio. Por esa y otras evidencias, los pesquisas policiales y judiciales que investigaron el caso, quedaron convencidos de que Endrizzi había entrado a robar a la casa del jubilado (unos $365.000) y lo mató para evitar que lo delatara, porque lo conocía. Esa teoría fue sostenida por Fiscalía en el juicio, al cabo del cual pidieron el máximo castigo para el imputado. Sin embargo, el tribunal que enjuició al acusado (Matías Parrón, Celia Maldonado y Eugenio Barbera) tuvo dudas sobre la vinculación de Endrizzi con ese homicidio y lo absolvió. A la misma conclusión llegaron luego los magistrados Eduardo Raed, Daniel Guillén y Renato Roca (Tribunal de Impugnación) cuando revisaron la sentencia. Y ahora ese sonado crimen quedó impune, porque Fiscalía no reclamó ante la Corte de Justicia para intentar revertir el fallo absolutorio, dijeron fuentes judiciales.
Que usara la tarjeta para viajar, que el 7 de diciembre por la tarde mantuviera 30 minutos de contacto virtual con el banco de la víctima para averiguar como cobrar lo que creía un cheque (era un certificado de plazo fijo), que luego del crimen hiciera compras de contado cuando su situación económica no era la más cómoda. O el hecho de que recién en el juicio aparecieran dos maestras para decir que habían estado ensayando con él canciones para su colegio el día en que Fiscalía creyó cometido el homicidio, el 7 de diciembre por la tarde. Y que dijeran además que esa tarde el jubilado le dejó la tarjeta SUBE y un papel (el certificado de plazo fijo) fueron parte saliente de las evidencias contra el músico.
Sin embargo el tribunal de juicio se inclinó por la duda, instalada en el debate por la defensora Paola Miers. Así compartieron varias incertidumbres esgrimidas por la abogada, principalmente, el día y la hora de la muerte. Resulta que un médico forense la fijó en unas 48 horas antes de que ingresara a la morgue judicial, con un margen de 12 horas previas o posteriores. Y eso dejaba planteada la posibilidad de que lo hubieran matado el 8 de diciembre y no el 7 como sostuvo Fiscalía. Esa conjetura, encajaba además con la versión de varios testigos (mayormente vecinos) que dijeron haber visto vivo a Crespillo el 7 de diciembre por la tarde y en la noche, e incluso una vecina que dijo haber hablado con él el 8 de diciembre por la mañana.

