Pasó el primero de los 16 capítulos del Torneo Clausura en la Liga Profesional de AFA para Atlético San Martín. Fue saldo negativo en los números, apenas con algunos signos positivos en lo futbolístico pero cruelmente desnudó la falta de gol de un equipo que en 17 partidos desde su regreso a Primera División convirtió apenas 5 goles. Un tema sin solución por ahora, que lo está condenando, que lo sacude y que lo tiene metido en un gran laberinto de identidad.
Esos rasgos de una nueva identidad habían asomado ante Racing Club por Copa Argentina. Romagnoli había tenido ese tiempo que necesitaba para plasmar su idea, poner en cancha su sistema y tratar de ejecutarlo con los nombres que eligió, remarcando que no se había reforzado. En San Luis mostró más volumen de juego, llegó a generar opciones ofensivas y marcó. Eso lo puso en positivo más allá de la derrota final que fue más que nada por detalles ante la categoría de una Academia que tiene nombres. En Tucumán y contra Atlético, Romagnoli tuvo más tiempo y esta vez tuvo refuerzos para proponer este nuevo San Martín. Repitió su sistema con doble pivot en el medio y tres volantes más adelantados. Tuvo control de la pelota pero no volumen de juego y eso le jugó en contra. La manejó mucho pero generó poco y eso lo terminó condenando por un error en el inicio y por otro en el final. Se quedó con las manos vacías y se volvió a perder en su propio laberinto.
¿Es el sistema o son los nombres? Esa es la primera pregunta. Romagnoli repitió su idea y vio cosas buenas. En los nombres, pudo ver en acción a Santiago Salle, uno de sus refuerzos. Queda por ver lo que le ofrezcan Orihuela, García y el esperado Maestro Puch, sobre el que metieron todas las fichas para darle el gol que San Martín no tiene. Se viene Riestra y en San Juan, para San Martín lo único que le sirve es ganarlo.

