Ni la Fiscalía ni la Defensa quedaron conformes con el fallo por el que, el pasado 9 de agosto, se condenó a un electricista y a su pareja por hacer tríos sexuales con el pequeño hijo de él (tenía 5 años.) Por eso, tanto la fiscal Silvina Gerarduzzi y los defensores, Oscar Adárvez y María José Díaz, ya pidieron que la Corte de Justicia revise esa sentencia y la ajuste a sus pretensiones: un reajuste de los delitos cometidos y mayor condena para el principal autor pide Fiscalía. Y absolución la defensa.

El juez Miguel Dávila Saffe (Sala I, Cámara Penal) condenó a 7 años de prisión al papá del menor, por dos hechos de abuso simple, agravado por el vínculo, por el grave daño en la salud mental y por el número de personas. Es que esos hechos tuvieron otra imputada: la pareja del padre del niño, a quien el magistrado condenó a 3 años en suspenso (sin detención) solo por abuso simple, con los mismos agravantes que su cómplice.

Los hechos habían sido denunciados por la madre del niño (hoy de 8 años) el 30 de enero de 2020, cuando no quiso ir con su papá. La pareja se había separado a mediados de 2018, en medio de conflictos que derivaron denuncias cruzadas y un proceso en un juzgado de Familia.

Al indagar, ya con una psicóloga, el menor contó que había visto a su papá y a su pareja desnudos, que su papá lo tocó con sus genitales, que jugaban el doctor y que en esas situaciones llegó a tocar ‘la rayita’ de la mujer y a oler sus genitales, dejándole una impresión que no le gustó.

Para la fiscal, esos hechos fueron prematuros, excesivos y sirvieron para corromper sexualmente al niño. Por eso, ante la Corte de Justicia insistirá en que al padre se lo condene a 12 años, por abuso simple y corrupción de menores, pero sin el agravante del daño en la salud mental. También entendió que no cabe aplicar el agravante del vínculo a la mujer, para quien pide 2 años sin encierro por abuso simple.

Los defensores también buscarán que la Corte revierta el fallo a su favor. Entre sus cuestionamientos, sobresale la entrevista en Cámara Gesell: ‘se realizó 1 año y 2 meses después’, tiempo en el que -entienden- el menor fue influenciado para ofrecer ante los psicólogos un relato ‘implantado, co-construido’.