En medio de acusaciones cruzadas con Israel por violar mutuamente el alto el fuego anunciado horas antes por Donald Trump, el presidente iraní, Masoud Pezeshkian, dijo ayer que Teherán no violaría el cese al fuego a menos que Israel lo hiciera y que estaba preparado para volver a la mesa de negociaciones, sin dar más detalles. Pero más tarde, la Agencia para la Energía Atómica iraní anunció que el país persa está listo para reanudar el enriquecimiento de uranio en el marco de su programa nuclear, origen de la guerra. Por eso, el sostenimiento de la tregua es una gran incógnita. Como presagio de un camino difícil por delante, Israel e Irán tardaron horas en reconocer siquiera que habían aceptado el cese al fuego que Trump dijo haber negociado.

Aún así, los precios del petróleo cayeron y los mercados de acciones subieron en todo el mundo ante la perspectiva del fin del conflicto, eliminando la amenaza de una interrupción del suministro de petróleo del golfo Pérsico al resto del mundo.

Trump, de camino a una cumbre de la OTAN en los Países Bajos, reprendió a Israel en un arrebato inusual contra un aliado a cuya campaña militar se había unido dos días antes lanzando enormes bombas anti-búnker sobre las instalaciones nucleares subterráneas de Irán.