El Corredor Bioceánico que une la ciudad brasilera de Porto Alegre con Coquimbo en Chile, pasando por el centro de Argentina y el norte de San Juan, es una de las obras con mayor potencial económico que está postergada en el tiempo por diversos factores entre ellos, el más determinante, la imposibilidad de concretar el Túnel por el Paso de Agua Negra. Si bien este objetivo se ha hecho cada vez más dificultoso, se trata de un proyecto que no debería quedar en el olvido sujeto a algunas modificaciones como utilizar algunos de los pasos que se han hablado en los últimos tiempos como el de La Chapetona o el de Pelambres, para concretar su recorrido hasta los puertos chilenos.

Fue en diciembre de 2015 en que se comenzó a hablar de esta vía al firmarse la Declaración de Asunción sobre Corredores Bioceánicos.

El esfuerzo que hizo la provincia de San Juan para construir el tramo de la Ruta 150 que va desde Ischigualasto hasta Jáchal, que se ha convertido en uno de los caminos de mayor atracción por las características de la obra y por el imponente paisaje que atraviesa, demuestra el interés que siempre existió por este corredor que, de haberse concretado oportunamente, ya estaría redundando en beneficio de la economía del país.

Si bien este corredor, viniendo de Este a Oeste, ya tiene resuelta favorablemente la mayor parte de su recorrido, es en nuestra provincia donde encuentra las mayores dificultades al tener que superar la Cordillera de Los Andes a través de un paso que está a 4.780 metros sobre el nivel del mar. Más allá de su altura, expertos en el tema señalan que este paso tiene una ventaja muy particular, y es que puede estar habilitado durante todo el año, de realizarse el túnel, sin que sea afectado por las eventuales nevadas.

Este año, casi todos los pasos fronterizos han tenido problemas vinculados con las condiciones climáticas. Cierres temporales, en ocasiones por varios días, que han provocado numerosos inconvenientes, entre ellos la pérdida de cargas completas de productos de exportación, que tenían como destino los puertos chilenos para, desde esos sitios, salir por el Océano Pacífico hacia mercados de Oriente como China y la India.

Si bien es una realidad de que en estos momentos dadas las circunstancias en que se encuentra el país, es imposible pensar en completar este corredor debido a la suspensión de la obra pública, la reducción de Vialidad Nacional y el proyecto de Participación Público-Privada con el que se pretenden concretar los nuevos proyectos viales, la idea del Corredor Bioceánico debe seguir latente ya que se trata de una excelente iniciativa para integrar la región y ser un canal que haga posible el intercambio comercial de cada uno de los países que la integran.