No se habla de asistencialismo social ni de regalar nada a nadie, se trata de que los sectores de la comunidad que están en mejor situación económica faciliten o se solidaricen con aquellas familias menos favorecidas que están soportando por estos días las duras condiciones climáticas que impone el invierno, con temperaturas muy bajas que obligan a mayores erogaciones en el pago de servicios como gas y electricidad; la preparación de alimentos con mayor valor calórico y la provisión de vestimenta adecuada para soportar el frío.
En el marco de un país y una provincia que están intentando una recuperación económica dentro de un contexto bastante complicado, hay sectores de la población que tienen muchas dificultades en la vida diaria para cubrir las necesidades básicas. Muchas de esas familias tienen la posibilidad de resultar beneficiadas por una red de contención social formada por instituciones de bien público como el Banco de Alimentos, Cáritas, Fundación pro niño CONIN San Juan y otras tantas que están atentas a las condiciones de vida de la gente más necesitada. Pero hay otras familias que, por diversas circunstancias quedan fuera de esta posibilidad y son los que necesitan el apoyo solidario del resto de la comunidad o de instituciones de gobierno como el Ministerio de Familia y Desarrollo Humano o de cada uno de los municipios a través de sus respectivas áreas de acción social.
Se ha expuesto en otra ocasión la gravedad de la situación que afronta la gente en estado de calle que pernocta en lugares públicos, algunos muy insólitos, como la terminal de ómnibus de la provincia o los cajeros automáticos de los bancos. Esas personas, entre las que hay de diversas edades, precisan de la urgente intervención de los citados organismos oficiales para solucionarles de manera urgente su situación y encausarlos hacia una recuperación personal y social que los ayude a salir de esa inaceptable forma de vida. Para esos casos es que está habilitada la línea telefónica 102, que es gratuita y posibilita denunciar casos de personas en estado de calle o abandono que precisan atención urgente.
Otro tema es el de los niños que deambulan por las calles, pidiendo ayuda de alimentos o realizando trabajos inadecuados, en un momento de sus vidas que tendrían que estar realizando actividades vinculadas a su edad. La proliferación de niños cartoneros es un mal de nuestra sociedad que tendría que ser controlada, no con el solo fin de reprimir una actividad que es impropia para su edad, sino para orientar a esos chicos a desarrollar sus potencialidades y no caer en un hábito que los afecta en todo sentido.
Ante circunstancias como las que estamos viviendo, agravadas por el intenso frío de la temporada, es necesario estar más atentos a las carencias que sufren algunos sectores, si es que queremos considerarnos como una comunidad solidaria en la que todos pensemos en el bien del otro.
