Desde pequeño ha visto bailar a sus padres. Como buen hijo de artistas, no era raro verlo por los pasillos de algún teatro o jugando entre la compañía, en el hall de los camarines. Pero un día que recuerda muy bien, hace 10 años, Gerardo Lecich Abraham decidió ir a tomar una clase de tango con el Ballet San Juan Nuestro Tiempo, que encabezan Gerardo Lecich -el director- y Marian Abraham, sus padres.
“Este viaje se inició en 2014, cuando a los 19 años fui a bailar al taller de mi padre. Creo que ellos lo tomaron como una prueba y después todos nos fuimos sorprendiendo. Desde ese día lo que ha cambiado es el perfeccionamiento, porque la sensación de bailar, muy hermosa, es la misma’, rememoró. ¿Qué lo sedujo? “No lo tengo muy claro. Es una pregunta que me sigo haciendo, a veces encuentro una respuesta, a veces otra. Supongo que fue un todo, la familia, ir a los ensayos con los chicos del ballet, que por entonces no eran mis compañeros; bailar…’, barajó quien jamás sintió presión alguna para estar ahí. Es más, ni imaginaba que terminaría sacándole viruta a las tablas, pero la “pasión tanguera’ terminó cautivándolo.
Quizás los genes también jugaron su carta, después de todo bulle arte en sus venas. Por el lado materno es nieto de la cantante Antonieta Chiappini y de Juan Carlos Abraham, precursor de la danza contemporánea en la provincia. Y su abuelo paterno, Cristóbal, tocaba el piano.
“Sí, la sangre tira como dicen, puede ser…’ pensó en voz alta el bailarín, que confesó que “disfruto ver otras danzas, pero a mí lo único que me mueve es el tango’.
En definitiva, lo cierto es que a partir de ese momento -que los tres tienen bien fresco en la memoria-, se abrió ante él un camino maravilloso, signado por el amor y el compromiso. Un camino iluminado por sus progenitores y primeros maestros, pero muy propio a la vez, que hace 8 años se cruzó con el de Silvana Meneses para hacerse uno, conformando ambos una pareja de baile sólida y promisoria.
“Hemos tenido varios logros de los +tangibles+, porque personales son muchísimos. Ahora, por ejemplo, haber obtenido el segundo puesto, categoría Vals, en la preliminar del Mundial de Tango de San Luis; y la experiencia de la obra de Sergio Molini (NdeR: DiosLinda), días atrás, que tuvo una repercusión muy buena y que con el ballet hemos sentido con una intensidad muy grande. Son dos de los que más nos han marcado, pero también estamos felices de haber podido transitar cuatro semifinales consecutivas del Mundial de Tango y mantenernos ahí… Es un gran logro saber que siempre buscamos la manera de seguir, de ir por más. Cada año hay dificultades distintas y que no decaigamos y sigamos apostando es uno de nuestros grandes orgullos. Ahora nuestro objetivo es buscar la final en este Mundial’, relató Gera, medido y formal para expresarse, lejos de cualquier estridencia. “Siempre nos hace ilusión saber que vamos a un desafío tan grande, es un examen muy difícil pero nos gusta, nos preparamos cada vez más y lo disfrutamos’, acotó el también Licenciado en Recursos Humanos, quien no quiso salir del tema sin agregar un detalle fundamental: “Y por supuesto, otro gran logro es ser parte del Ballet San Juan Nuestro Tiempo, que es donde empezamos y donde seguimos estando’, enfatizó quien -asintió- naturalmente irá tomando la posta de los Lecich-Abraham.
“Entiendo desde un ángulo histórico, digamos, que se plantee esta continuidad. Con mi compañera ahora damos clases en el taller y entonces sí ha habido un cambio de generación, pero no me cae esa ficha todavía’, sostuvo el bailarín, quien descarta que los roles se hayan invertido, convirtiéndose hoy en consejero de sus padres.
“No, nos falta mucha trayectoria para estar en ese plano. Sí nos dejan ser, porque tenemos las herramientas para poder volar solos, pero siempre están en un consejo, más que bienvenido porque buscan lo mejor para todas las parejas del Ballet. Ellos fueron, son y serán mis maestros, más allá de los que tuve y tendré’, declaró Gera, “orgulloso y feliz’ de compartir escenario con Marian y Gerardo; y que abraza -entre otros- un gran sueño: Ganar un Mundial de Tango con Silvana y dedicárselos. “Si bien no es algo que depende solo de uno, bueno, sería una forma de agradecerles, de devolverles todo el apoyo’, declaró.
Marian Abraham
Gera se presentó a una clase del taller de tango, me sorprendió. Recuerdo que me llamó la atención cuando empezó a moverse, fue como si ya lo hubiera hecho antes; estaba alineado y seguía el pulso de la música muy bien. Desde ese momento dijo que quería estudiarlo y fue entonces que pensé “Debe construir su propio camino, con nuestro apoyo pero con libertad de elección, nutrirse con varios maestros’. Ahí empezó este largo y apasionante camino. Gera es una persona muy reservada, habla poco, observa y escucha; es muy disciplinado y autoexigente, tiene mucho respeto por el escenario y eso me recuerda mucho a mi padre, siempre está presente. Yo aprendo mucho de él, tiene una gran personalidad, no hace nada de lo que no esté convencido, es muy seguro y siempre está motivado. Recuerdo que en pandemia practicaba solo frente al espejo. Es mi hijo, pero en el escenario somos bailarines y veo a un artista que trata de superarse día a día. Junto a él Silvana Meneses, su gran compañera, porque los logros en una pareja de tango se construyen de a dos. Gratitud, amor y emoción de ver a Gera abrazar el tango con tanta pasión y volar cada vez más alto!

Gerardo Lecich
Un noche, mientras yo enseñaba tango en la Estación San Martín, llegó Gera a aprender… pensé que iría un tiempo y luego seguiría con el deporte, pero no faltó más. Se encendió en él una fuerza interna muy motivadora. Desde entonces tiene una sed de aprender, de entender, mostrar, lograr y hacer tango increíbles, que apoya con una férrea disciplina de trabajo y mucho ensayo. En pocos años logró una sólida formación profesional, no solo como bailarín de los diferentes estilos del tango; es además un muy buen docente que propone su modo personal de enseñar.
Su crecimiento se hizo evidente cuando encontró en Silvana Meneses, una gran bailarina, a la compañera presente, trabajadora y comprometida, con la que vibra. Marchan juntos. La pareja crece, se potencia y entrega una energía hermosa en la danza, cuya condición principal es bailar de a dos. Me enorgullecen, claro que sí, y me genera admiración tanta entrega en el tango, un arte que surge de sus poros.

