Acaban de cumplirse 163 años de la toma de posesión como gobernador de San Juan de Domingo Faustino Sarmiento, en 1862. Y, desde el primer día, tuvo claro que el futuro económico de la provincia estaba atravesado por la minería. Por este motivo enfocó grandes esfuerzos en desarrollar la actividad, reglamentarla y conseguir el apoyo del gobierno nacional por ese entonces. No es reiterativo recordar que el prócer sanjuanino entendió desde un primer momento el potencial minero con el que cuenta nuestro territorio y una de las primeras medidas que tomó fue la de regularizar la labor que realizaban los grupos interesados.
Uno de los documentos clave que conserva el Sistema Provincial de Archivos y Dirección de Archivo General de la Provincia es un Decreto del Poder Ejecutivo provincial, con fecha 16 de julio de 1863, en el cual Sarmiento describe la informalidad en la que se encuentra el sector y cómo esto termina en perjuicio de los trabajadores y de los mismos empresarios.
Capitales, ciencia y arte
Para el sanjuanino expresidente, la minería genera “un feliz encuentro entre los capitales, la ciencia y el arte”, porque “la elaboración de los metales requiere una extensa e importante aplicación ( ) y los aparatos que facilitan y abrevian el trabajo, los procedimientos químicos aplicados a la operación de desprender el metal de las partes terrosas que lo acompañan, todo ha sido puesto en práctica para la simplificación de las operaciones; con ventaja de la industria, economía de trabajo y capitales, y adquisición y acrecentamiento de la ciencia.
Los capitales, el arte y la ciencia se darán la mano, siempre que los resultados correspondan a los intereses que el empresario compromete”. Y su interés no solo se refería a metales, sino también a minerales no metalíferos, como el carbón de piedras, utilizado como combustible para el ferrocarril por el que tanto trabajó.
“Sabed que las minas producen el capital hecho, y el capital emigra en busca de seguridad. Verá San Juan salir millones de sus minas, y pasar por sus puertas sin dejar señales duraderas de su existencia. Preparémonos, con un vasto sistema de educación, a detener aquí el capital, convertido en propiedad y riqueza propia…”
El prócer sanjuanino entendió desde un primer momento el potencial minero con el que cuenta nuestro territorio y una de las primeras medidas que tomó fue la de regularizar la labor que realizaban los grupos interesados.
Ley de fomento carbonífero
Y no se detenía ahí el sanjuanino, sino que también pensó en la producción de cemento y hierro analizando sustituir las costosas importaciones. Por todo ello, durante su presidencia (1868-1874) trabajó por la sanción de la primera ley de fomento carbonífero, la 448 del 10 de octubre de 1870 y la de explotación de hierro, en 1872. Al referirse a la labor y responsabilidad de los gobernantes y legisladores, Sarmiento habló de “allanar los impedimentos” que se presentaban en el desarrollo de la industria, es decir “el gobierno, y, como parte de él, el legislador, deben proveer de aquellos medios que el interés particular no es capaz de proporcionar, y esta es la misión del poder que rige sus destinos: el gobierno le favorece con leyes orgánicas que hagan fácil la producción”.
Sarmiento vuelve a ser muy actual
Y cuando el Gran Maestro se refería a la minería a cielo abierto, hoy discutida, lo hacía subrayando todas las precauciones, y con énfasis típico de su gran personalidad, más allá de que hayan evolucionado los pensamientos sobre el tema a lo largo de más de un siglo: “¡Santo Dios, el fabuloso Dorado viene a realizarse a nuestra vista! Diez pesos por carga de tierra, donde se pueden extraer millones de millones de cargas, y, lo que es más, ¡sin perjudicar a la agricultura, ni a las poblaciones, ni a los pastos, ni excavar la tierra a grandes profundidades”.
Por todo ello hoy los trabajadores, empresas mineras, gobernantes y legisladores pueden comprobar que Sarmiento vuelve a ser muy actual.
Por Luis Eduardo Meglioli
Periodista
Fuentes: “La Legislación y las Minas”, D.F. Sarmiento, 1 de marzo 1842, Chile; “Minas y cateadores”, DF Sarmiento, Volantines Ediciones, 2019, Bs As.