La modernización de dos de las avenidas más emblemáticas de la ciudad -Córdoba y Libertador- representa, sin dudas, un paso adelante en materia urbana. La repavimentación, la mejora del arbolado y la implementación de sistemas de riego eficientes reflejan una comprensión actualizada de lo que las ciudades necesitan: infraestructura vial más segura, mejor conectividad y, al mismo tiempo, espacios que reduzcan el impacto ambiental. En ambas arterias se proyecta un corredor verde lineal que amplía el cantero central e incorpora césped, nuevas especies arbóreas y un sistema de riego diseñado para optimizar el uso del agua, una preocupación que en San Juan debe ser prioritaria.

En el caso de Avenida Córdoba, las obras iniciadas en la gestión anterior evidencian ahora su etapa más visible. El mejoramiento del boulevard, con una inversión de $300 millones que transformará el tramo entre Rawson y España. La decisión de reemplazar el piso de hormigón por césped es, en principio, un acierto estético y ambiental. La intervención piloto realizada en los últimos días demuestra el potencial del cambio. Un espacio más amable, verde y moderno.

Sin embargo, no todo es celebración. La obra mantiene prácticamente intactas las dimensiones del cantero central, aun cuando la repavimentación reciente
y la nueva delimitación del estacionamiento- ha dejado una calzada notablemente más estrecha. Y no se trata de una avenida cualquiera. Por Córdoba circula diariamente el grueso de los colectivos que ingresan al microcentro. La falta de previsión respecto de la necesidad de ampliar carriles, especialmente en horarios pico, es un punto crítico que la planificación urbana no debería haber pasado por alto.

En Libertador, la situación es distinta pero también ilustrativa. Su cantero central, mucho más delgado, no permite ampliaciones; por ello las obras se limitan a restaurar bordes y mejorar su infraestructura verde. Es una mejora necesaria, aunque menor. Pero en la Av. Córdoba -donde sí existía margen físico para reconsiderar el ancho del boulevard- la oportunidad se dejó escapar.

Las ciudades modernas buscan equilibrar movilidad y calidad ambiental. El corredor verde que comienza a asomarse es valioso y bienvenido. Pero cuando el tránsito queda condicionado por decisiones estéticas que no dialogan con la funcionalidad de la vía, el resultado es incompleto. La inversión es significativa y sus beneficios también podrían serlo, siempre que la planificación mire no solo el paisaje, sino también la dinámica real de quienes circulan diariamente por nuestras avenidas.