Había llegado un punto en que la mujer no podía sola con las cosas de la casa y, sobre todo, con su marido enfermo. Con 77 años y sin poder contar con el auxilio constante de algún familiar, se decidió entonces buscar a alguien que le diera una mano. Fue ahí que apareció en escena Luciano Federico Brizuela (30 años, alias “Duende Verde” o “Chévere”), un joven que parecía empezar a reencausar su vida, luego de dos hechos que lo habían mandado a prisión: una condena de 5 años por robar una moto (estuvo preso entre 2017 y 2019) y una tentativa de homicidio de la que zafó, porque se demostró que no manipuló el arma usada en el ataque, dijeron fuentes judiciales.

En principio, marchó todo bien. Se alojó en la casa del matrimonio, ayudó con el enfermo y los quehaceres domésticos a cambio de comida, techo y algo de dinero. Cuando el dueño de casa falleció, la viuda se fue a lo de una hija en Buenos Aires y ahí comenzaron los problemas. Un día una vecina la llamó para decirle que Brizuela no cuidaba de la vivienda, que hacía juntaderas, dejaba todo abierto o el aire acondicionado prendido todo el tiempo.

Entonces la mujer volvió. Comprobó lo que le habían dicho y le dijo al joven que se fuera, pero entonces sufrió amenazas que la hicieron temer: le dijo que le reventaría o le quemaría la casa. Y, por miedo, optó por tolerar. A esa tolerancia contribuyó (sin conocer la violenta trastienda) un hijo de la mujer, que le pidió a su mamá dejar un tiempo más a ese muchacho para que le ayudara.

Pero nada salió bien e, incluso, las cosas empeoraron, porque en septiembre de 2022 la anciana fue violada, al menos en una ocasión, lo que la llevó a encerrarse con llave en una habitación de su propia casa y a no decir nada, por vergüenza.

Sin embargo no aguantó. Y entonces a una hermana le contó que ese joven le había robado cosas de su casa y la había manoseado. Y a una hija también le mencionó lo del robo y un intento de abuso, precisaron desde Fiscalía.

El 21 de diciembre de 2022, esa hija constató lo de las cosas robadas en la casa de su mamá y denunció. Y Brizuela estuvo detenido unos 5 días (aún es investigado por ese hecho).

La ausencia obligada de ese sujeto animó a la anciana, que en compañía de una hermana denunció los abusos sexuales que había sufrido. Pero se volvió a Buenos Aires cuando supo que lo habían liberado y ahora no piensa regresar de esa provincia, indicaron.

Todo indica que al saber de esa denuncia, Brizuela optó por internarse voluntariamente en Mendoza para tratarse del consumo abusivo de drogas, un problema que arrastraba desde los 13 años y lo había llevado a caer 17 veces en una comisaría: tres cuando era menor y otras 14 después de cumplir 18 años.

El 13 de diciembre de 2023 quedó preso. Y en su defensa admitió que tuvo relaciones sexuales con la víctima, pero consentidas. Ese fue también el principal argumento de su Defensa Oficial, ejercida por Hugo Trigo y Carlos Fleury, al momento del juicio, en el que pidieron la absolución por el beneficio de la duda.

Ayer, sin embargo, la jueza Carolina Parra adhirió al planteo del fiscal de la UFI CAVIG, José Tomás Plaza (pidió 8 años de condena) por el delito de abuso sexual con acceso carnal. Lo condenó a 7 años, revocó su prisión domiciliaria y lo mandó al Penal de Chimbas.