Cada 25 de mayo, Mario Cruchet vuelve a abrazar la vida con fuerza. No puede evitar emocionarse al recordar que un día como hoy, hace exactamente 50 años, estuvo a punto de morir en un país que no era el suyo, lejos de su familia y sin esperanzas. Pero San Juan le dio una segunda oportunidad.
Hoy, a sus 74 años y con el corazón colmado de gratitud, este chileno de Coquimbo regresó exclusivamente a esta provincia para cumplir una promesa que se hizo a sí mismo: volver al lugar donde se salvó de morir y agradecer a quienes hicieron posible ese milagro.
“Estoy eternamente agradecido con San Juan, acá me salvaron la vida. Estuve muy grave, hasta me dieron por muerto. Pero gracias a la medicina y a la parte espiritual, ese complemento se conjugó y pude salir adelante”, dice Mario, con lágrimas en los ojos, durante una entrevista con DIARIO DE CUYO.
La historia es conocida por muchos: en 1975, siendo un joven exiliado por la dictadura chilena, Mario llegó a San Juan enfermo. Una peritonitis tífica avanzó al punto de dejarlo al borde de la muerte. El 25 de mayo, día feriado y con quirófanos cerrados, dos médicos del Marcial Quiroga –el doctor Claudeville y Salvador Lo Cascio– decidieron intervenirlo de urgencia en el Hospital Rawson. Estaba tan grave que ya había recibido la extremaunción del padre Giacomelli, un salesiano del Colegio Don Bosco. Contra todo pronóstico, sobrevivió. Desde entonces, celebra dos cumpleaños cada año: el 6 de marzo, su natalicio, y el 25 de mayo, su renacimiento.
Este año decidió que no podía dejar pasar la fecha sin volver a la tierra que le devolvió la vida. Acompañado por su esposa Susana, con quien compartió parte de esta historia de amor y supervivencia, salió el jueves desde Coquimbo, pasó la noche en Mendoza y el viernes llegó a San Juan.
Ese mismo día, participó de una misa en la Capilla María Auxiliadora, donde entregó una placa conmemorativa al sacerdote actual, agradeciendo a los curas de Don Bosco, en cuya casa religiosa estuvo alojado recuperándose tras la operación.
La segunda parte de su promesa la concretará mañana, cuando visite el Hospital Marcial Quiroga para entregar una placa en agradecimiento a los médicos Claudeville (fallecido) y Lo Cascio.
Actualmente, Mario sigue siendo un hombre de servicio: es Bombero Voluntario en Coquimbo y recientemente fue nombrado Bombero Insigne por sus 50 años de entrega. Tiene tres hijos varones, cinco nietos, un vivero y disfruta de la pesca y la familia. “Si yo hubiera estado en Chile me moría”, dice, conmovido.
Y cierra: “Volver hoy, justo el 25 de mayo, es cerrar un círculo. Vine a decir gracias. Gracias a esta tierra, a estos médicos, a estos sacerdotes y a este pueblo que me salvó la vida”.

